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Crítica literaria “Duelos” de Petra Saviñon

Este pequeño libro es un canto a la muerte. De ahí su título: Duelos. Duelo viene del latín dolus, por dolor. Es decir, dolor, lástima, aflicción o sentimiento. El mayor dolor es el de la muerte. El lector asiste, en cada poema, a la fatiga y la desolación que trae consigo la muerte. Obviamente , la muerte es una experiencia apriorística, porque, siguiendo a Epícuro, nadie conoce la muerte. El que muere nada puede decirnos y el que vive no sabe qué es porque no ha muerto aún. Ante ella, nos quedan los efectos de los vivos con respecto a la muerte.

Petra Saviñón nos lleva a ese espacio que no es la muerte, pero que la precede. Ella tiene la lucidez de hablarnos por su fe en el poema. En el poema se vislumbra, confusamente, lo vedado por la muerte. Somos dolientes en vida; única forma de aproximación. Pero ¿Cuándo realmente aparece la muerte? Cuando Adán y Eva desobedecen seducidos por la serpiente. “La serpiente, que era el más astuto de todos los animales del campo que Yahve Dios había hecho, dijo a la mujer: “¿Cómo es que Dios ha mandado: No comáis de ningún árbol del jardín?” Respondió la mujer a la serpiente: “Podemos comer del fruto de los árboles del jardín, mas del fruto del árbol que está en medio del jardín, ha dicho Dios: No comáis de él, ni toquéis, no sea que muráis. “ Replicó la serpiente a la mujer: “De ninguna manera moriréis; pues bien sabe Dios que el día en que comiereis de él, se os abrirán los ojos y seréis como Dios, conocedores del bien y el mal.” (Génesis 3: 1-5) La serpiente le dice que seréis como Dios al comer del árbol. Eva se desdiviniza y se erige la muerte triunfante. Muerte y Mujer van de la mano. Antes eran como Dios, al comer ya no lo son. En el poema Caos Original habla de tal origen, pero desde la rebelión, adversa a Adán y al Señor. Nos dice:

“Tú, Adán y tú, Señor, son ahora un puñado de polvo

Golem a mi imagen y semejanza”

(pag. 9)

Es revelador que Adán y el Señor sean ahora imagen y semejanza de la mujer. Ella es el origen del caos, por su carnalidad y fragilidad. Aún así, astuta, ofrece una lúcida conciencia de aquello que lleva a la muerte: El pecado. En Desvaríos la poetisa nos dice que desvariar es una manera de enfrentar el dolor y lo pútrido, sin embargo, consciente, no desea aportar a la vida por su inutilidad. La hace fallida a todo intento de restaurar la vida en sí. La vida es en tanto testimonio de la muerte, que mantiene a la poetisa de este lado.

En el poema Sitiada dice:

“Una muchacha negra con serpiente en la cabeza”

Este verso es muy sugerente: Esta muchacha, en el mundo de la santería, es Santa Martha, la mujer serpiente. En la mitología griega: Medusa, portadora de la muerte en su mirar. Lo que seduce es su simbología del pecado y la muerte, encarnada en la mujer.

En este poemario la presencia del suicidio es una constante. Se enuncia como posibilidad

Redentora, pero esa conciencia elegíaca de la vida retiene a la cantora. En sí, el suicidio es la voluntad del individuo para renunciar a la vida. Puede que el suicidio sea un acto de locura o arrebato, este tipo de suicidio es el más común. El suicidio por razonamiento es el más terrible. No es sólo conciencia, sino la rebelión de una conciencia dolida por el sufrimiento. Ese salto es el que se prefigura en Petra Saviñón.

La propuesta de este libro es alucinante. Sin embargo, no puedo analizar el poemario en su conjunto en este breve ensayo sino algunas pinceladas.

En lo formal del texto es una poetisa que, en sentido general, sabe orquestar el poema con inteligencia, con un ritmo sosegado, a pesar de estar en el muladar y la desolación que invitan al grito y la desesperación. Basta saber que su discurso critica la vida desde el sueño de la muerte, y escribe desde una perspectiva estoica.

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