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Hackers de “sombrero blanco” en línea contra el ciberdelito

Como todos los miembros de Hack Miami, Rod Soto es un “hacker ético” o de “sombrero blanco”, gente que se mueve en internet como pez en el agua, pero situada del lado de la ley y dispuesta a ayudar a prevenir y combatir el ciberdelito.

Soto es el secretario de Hack Miami, una comunidad de hackers del sur de la Florida que se reúnen para compartir sus conocimientos y experiencias y a la vez ofrecen distintos servicios relacionados con la ciberseguridad, incluido un equipo de respuesta de emergencia.

“Aquí no hay gente obteniendo dinero maliciosamente, cometiendo fraude, ‘impersonando’, robándose identidades o vendiendo data en foros de la internet oscura, la investigación de vulnerabilidad que hacemos es igual a la de los hackers de sombrero negro, pero nosotros estamos del lado de la ley”, dice Soto.

El lugar habitual de reunión de Hack Miami es la Creation Station de la Biblioteca del condado de Broward, en Fort Lauderdale, donde comparten espacio con niños dedicados a los vídeojuegos y los vídeos musicales y con aficionados a la tecnología que utilizan las copiadoras 3D y los equipos de realidad virtual, mientras los “hackers” hablan de la interferencia de Rusia en las elecciones.

Los más afectado Soto afirma que aunque los fraudes con tarjetas de crédito siguen siendo el ciberdelito número uno, el secuestro del sistema informático o de los archivos de una persona o empresa (“ransomware”) es cada vez más común y afecta sobre todo a pequeños negocios, un sector en el que abundan los hispanos.

Al respecto señala que el 23 % de los hombres de negocios hispanos se declara “extremadamente preocupado” por el robo de la información digital, según el estudio de 2016 Business Leaders Outlook de Chase for Business.

Pero tampoco se salvan las grandes empresas o instituciones de esta manera fácil de obtener dinero a través de internet.

El caso más conocido es el de un hospital de California que pagó el equivalente a 17,000 dólares de rescate, dice Soto.

El pago se hace en bitcoins (monedas virtuales), que “no están sujetas a regulaciones, no tienen limitaciones en las cantidades y son difíciles de rastrear”.

Fernando Herrera, que trabaja en ElevenPaths, el área de ciberseguridad del grupo español Telefónica, coincide en que la ciberextorsión está creciendo de manera exponencial.

El año 2016 fue récord, “desgraciadamente decenas de millones de dólares se pagan cada año a los ciberextorsionadores”, indica.

Herrera asiste a algunas reuniones de Hack Miami porque la filosofía de trabajo de la compañía para la que trabaja es estar “cerca de las personas que lideran la lucha contra la ciberdelincuencia”.

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