Una mano

Mirar a los zapatos y a la ropa de las personas antes que al corazón, propicia relaciones falsas. La ropa de “marca”, determinados círculos sociales, conocer “personalidades” les hace sentir a algunas personas superiores. Pero esto es como el dinero inorgánico. Tarde o temprano vendrá una crisis, porque es una vida no amparada en valores reales. La vida debe estar sustentada en la solidaridad, en valorarnos, amarnos y respetarnos sin importar en la posición que nos haya colocado.

Empecinados en repetir las historias donde otros han fracasado, desde el comienzo de los tiempos, hemos insistido en vivir “a la garata con puño”; creyendo que si los demás obtienen logros nuestras posibilidades se reducen. Dando paso, a las triquiñuelas, envidias y puñaladas por la espalda. El camino para llegar a ser “humano” se reduce a “amar a nuestro prójimo como así mismo”. A veces solo basta con ayudar a la persona más cercana. Pequeñas cosas hacen la diferencia.