Santo Domingo 20°C/20°C clear sky

Suscribete

SENDEROS

El Absoluto se hace el Uno

Avatar del Listín Diario
Lesbia Gómez SueroSanto Domingo

El hombre se distrae sensiblemente cuando habla de Dios; buscando la forma de dar una correcta interpretación a su existencia. Corrientemente se crean conflictos, que en las más de las veces, generan grandes confrontaciones bélicas; y todo esto al creerse cada uno poseedor de la Gran Verdad.

El Todo o Mente Universal creadora no disminuye su condición de absoluto, cuando de Él se hacen diferentes denominaciones en su distinción de dogmas. Muchos nombres para designarlo con una forma; pero una sola conciencia omnisciente, omnipotente, omnipresente, -absoluta-.

Podría citarse esto, con un ejemplo sencillo que permitiría graficar ordinariamente la interpretación que se hace del Absoluto con sus diferentes denominaciones separatistas. Se toma como base o principio para esto, al Sol.

De acuerdo a la posición geográfica de los continentes, el Sol hará su aparición en el espectro sideral planetario a diferentes horas; y con esto no se podrá argumentar que hay varios soles, como tampoco que éste será más benefactor a unos que a otros. Sus resplandecientes rayos se muestran a la vista como “entidades” que surgen del núcleo visible como emanaciones o personalidades separadas del Sol. Sin embargo, los rayos que se observan como tal, no son más que meras ilusiones; porque su masa de energía es una, sin alteración de su esencia y forma.

Por cuanto, con una interpretación lógica de lo expuesto anteriormente, la Verdad, el gran “Yo Soy” es el Uno (Principio) sin alteración de sus atributos homogéneos, cuando en el Oriente se lo denomina Krishna y en Occidente Dios o Jehová.

Cuando se dice: el Padre es Dios, el Hijo es Dios, y el Espíritu Santo es Dios -la conciencia del Uno- se ha desenvuelto su principio en su aspecto trino.

Se hace referencia con esto, a que la sola esencia (principio indiferenciado), se diferencia en sus aspectos nominales, pero con una base: su principio inmanente que subyace en la intimidad de cada uno, aceptándose como entidades separadas.

Debe entenderse entonces, que habiéndose diferenciado el Uno con sus atributos en la expresión de la Trinidad, estas emanaciones del Absoluto, fomentan las bases para todo lo creado. Por tanto, esas emanaciones se han extendido universalmente, para lo que es hoy nuestros planos de conciencias; demostrando con esto, de forma veraz, que esa misma esencia nos integra a cada uno de nosotros con las cualidades de sus atributos divinos; convirtiéndonos por tanto, en pequeños dioses, que se accionan para cocrear con Él, dando continuidad a su plan concebido de la creación.

En virtud a esto, debemos aceptar, como también reverenciar, la preeminencia de su existencia y de su amor derramado en todos los cálices expuestos en el altar de la conciencia de las diferentes religiones o credos, que son los senderos que llevan a conocerlo y amarlo.

¡Ojala, así sea!

Y existirá por siempre la unión fraterna entre los hombres, con base a su único principio y verdad: “El Amor”, que extendido es la paz, es servicio, es respeto.

Tags relacionados