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REFLEXIÓN

Verdadero discípulo de jesús

En el Evangelio de hoy, Jesús le habla a una multitud que le sigue, sus palabras son fuertes, como si estuviera “quillao”. En una ocasión Pedro le comentó que las personas se iban porque su lenguaje era muy duro, pero en lugar de preocuparse, le dice: “¿y ustedes quieren irse también?” De la gente que lo seguía, algunos con interés particular, otros para que le hiciera un milagro y también los había porque querían seguirle y serviles. Algo querían recibir de Él.

¿El Señor les habla fuerte? Quiere que sepan de las exigencias que implica ese seguimiento. La palabra de Jesús jamás ofende cuando es proclamada, nunca te desnuda, te viste; no te destruye, construye una nueva vida en tu corazón.

Jesús nos revela cuál es la exigencia para ser un verdadero discípulo: “Si alguno viene a mí...” El ‘si’ es condicional, si alguno viene a mí y no aborrece, se puede interpretar de una manera única, aborrecer es odiar.

Odiar a tu papá, a tu mamá, no significa rechazarlos, menospreciarlos, lo que quiere decir que si amas a Dios más que a estas personas, aquí sobre la faz de la tierra, puedes ser un discípulo verdadero de Jesús.

“Y el que no lleva ...”

Un discípulo es aquel que sigue las enseñanzas de su maestro. Los discípulos hacen trabajo, sirven, es más que sólo ser creyente.

Jesús nos envía para que llevemos el mensaje y para hacer discípulos.

Llevar la cruz significa estar dispuesto a morir.

Morir a los caprichos, al orgullo, a los vicios. Eso es llevar la cruz.

Hace 30 años que Jesús tocó mi corazón y lo hizo en el Cursillo de Cristiandad 483. Desde entonces me tomó de las manos y jamás me ha abandonado.

He asumido el desafío que me hizo cuando me invitó a ser su discípulo. Mi vida se ha convertido en una fiesta, todo tiene un nuevo sentido desde que soy discípulo del Señor.

Así como Jesús me llamó, te llama ti, te desafía a que seas su discípulo, te llama a una vida nueva. El Señor nos llama a liberarnos de los esquemas de dolor y a darnos una nueva oportunidad, en la que tú y yo tengamos esperanza.

Muchos de nosotros estamos necesitando esa razón para vivir, ese testimonio que nos dice ‘a alguien le importo’, ‘me ama, se entrega para que yo tenga vida’.

¿Estás dispuesto a ser un verdadero discípulo de Jesús?

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