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REFLEXIÓN

El amor al prójimo

El Evangelio de hoy está tomado del capítulo 10 de Lucas, versículos 25- 37, este nos relata el encuentro de Jesús con un maestro de la ley, quien le cuestiona sobre qué debe hacer para alcanzar la vida eterna, a lo que Jesús responde cuestionándole acerca de lo que expresa la ley divina, respondiendo el maestro «Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón y con toda tu alma y con todas tus fuerzas y con todo tu ser.

Y al prójimo como a ti mismo.» A lo que Jesús le dice «Bien dicho. Haz esto y tendrás la vida.» Pero insatisfecho le pregunta al maestro y ¿quién es mi prójimo? Lo que Jesús responde con la parábola del buen samaritano.

En este evangelio Lucas nos deja ver lo importante que es para Dios ese amor entre sus hijos, nosotros, sin importar raza, religión, estatus social, preferencias políticas o cualquier otra razón que trate de diferenciarnos como seres humanos.

Jesús, sin lugar a dudas, quiere que veamos que para nuestro padre lo más importante es que prevalezca el amor fraternal entre sus hijos, que nos demos cuenta de que para los ojos de Dios somos todos iguales, pero lo más relevante es que nos llama a ser todos como el buen samaritano, a que hagamos el bien sin mirar a quien, ya que todos somos hermanos, hijos del mismo padre.

Debo confesarles que tiempo atrás yo era de esas personas para quienes demostrar mi amor al prójimo era imposible, tortuoso, y no tenía importancia, pero Jesús me hizo entender lo errado que estaba, enseñándome que así como el prójimo me daba su amor de manera desinteresada, era yo capaz de reciprocar ese amor en todos mis semejantes y puedo hoy testimoniar que ese cambio en mí me ha hecho una persona diferente, que siente el verdadero amor de Dios.

Ese momento en el que entendí lo magnífico, importante y gratificante que era dar amor al prójimo, fue en mi cursillo de cristiandad, experiencia maravillosa que me hizo nacer de nuevo y que en solo tres días, me dio las herramientas necesarias para manifestar mi amor al prójimo y vivir el resto de mi vida feliz.

Te invito a que partir de ahora manifiestes tu amor al prójimo, y no olvides “que para cambiar el mundo hay que cambiar el hombre”. Dios te bendiga.

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