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DOS MINUTOS

Los testigos son SHA

Algunas personas en su vida y en la mía han sido “testigos” de que Jesucristo está entre nosotros actualmente. Me he puesto a pensar en esos testigos, y he descubierto que todos ellos han sido personas sencillas, humildes y amables

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Luis García DubusSanto Domingo

Hay un cuento de un predicador y un chofer de taxi que murieron y llegaron al cielo. San Pedro estaba allí para darles la bienvenida y entregarles su premio celestial. Primero llevó al chofer de taxi a una lujosa mansión absolutamente equipada con todo lo que usted se pueda imaginar. El chofer estaba asombrado y daba las gracias sin parar a San Pedro.

Entonces Pedro llevó al predicador a una casucha destartalada donde había una vieja televisión en blanco y negro, un catre y una pequeña mesa de pino. “Espérate”, dijo el predicador, “yo creo que tú te has confundido. ¿No debía de haber sido yo quien recibiera de premio la mansión? Después de todo yo era un predicador, iba a la iglesia todos los días y anunciaba la Palabra de Dios...”

“Eso es verdad”, dijo Pedro, “pero durante tus sermones la gente se dormía, mientras que cuando este chofer manejaba; lo hacía tan mal, que, todo el mundo iba rezando”.

A propósito, recuerdo el día que me encontré con mi amigo Germán, y él me dijo una frase que me puso a pensar. “Yo no soy un intelectual”, me dijo, “así que no puedo hablar con muchos argumentos. Lo único que puedo mostrar es mi vida. Mi familia es unida, pertenezco a una comunidad y he ayudado a todo el que yo pueda”.

Dice Paulo VI acerca de la gente como él: “A través de este testimonio sin palabras, estos cristianos hacen plantearse a quienes contemplan su vida interrogantes irresistibles: ¿Por qué son así? ¿Por qué viven de esta manera? ¿Qué o quién es el que los inspira?” (Evangelii Nuntiandi, No. 20)

En el evangelio de hoy, aparece el Señor despidiéndose de sus apóstoles y desapareciendo de su vista. Es la Ascensión. Desde entonces ya sólo hablarán con Él mediante su Espíritu, el Espíritu Santo. Y Él les dice que “recibirán una fuerza” de ese Espíritu Santo, “para que sean testigos de Él desde Jerusalén, en toda Judea, en Samaria y hasta los confines del mundo”.

La pregunta de hoy

Nosotros los cristianos, ¿cómo podríamos ser testigos de Jesucristo frente a nuestros seres queridos?

El Señor dice que con la fuerza de su Espíritu Santo podremos ser testigos.

Aquí está la razón por la que tenemos fe usted y yo. Alguna o algunas personas en su vida y en la mía han sido “testigos” de que Jesucristo está entre nosotros actualmente. Me he puesto a pensar en esos testigos, y he descubierto que todos ellos han sido personas SHA, es decir, personas sencillas, humildes y amables.

Algunos me han hablado de Jesucristo, otros no. He descubierto a Jesucristo por lo que hacen, no en lo que predican. En lo que viven, y no en lo que dicen. Y también en la forma en que lo viven: con sencillez, humildad y amabilidad.

El Señor dijo: “Aprendan de mí, que soy sencillo y humilde de corazón”. Y San Pablo declara: “Sean humildes y amables.” Aquí está: sencillo, humilde y amable. Los testigos serán unos SHA. Y producirán “preguntas irresistibles”.

Jesús desea liberar a todo el mundo del sufrimiento y de la tristeza, y Él desea usarnos a usted y a mí para lograrlo. Pidámosle que, antes de convertirnos en predicadores, mejor nos convierta en personas sencillas, humildes y amables.

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