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SENDEROS

¡Sutiles agresiones del psiquismo!

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Lesbia Gómez SueroSanto Domingo

Usualmente, el hombre en su desarrollo, combina pasión, apego y deseo, y con ello se decanta con ansiedad a concurrir con los mismos en la búsqueda de cosas que sacien las apetencias de su mundo material. Esta intransigente labor del psiquismo inferior, hace que se galope en caballo sin brida para alcanzar logros irrelevantes a su crecimiento y desarrollo integral; se olvida, en consecuencia, de trascender los innobles sentimientos, y en cambio, descubrir su verdadera naturaleza, el amor y origen divinos como propósito real de existencia.

Son muchos los seres que se pierden al transitar senderos oscuros de la ignorancia. Y como resultado declinan caminos expeditos para realizar a Dios en conciencia o como modo de vida, como son el amor, el servicio desinteresado y la autobservación de pensamientos y sentimientos como disciplinas que ayude a ello.

Obnubilados se desvían y se inclinan a transitar veredas cargados con ira, codicia, egoísmo, placer y demás sentimientos abyectos que los distraen en el camino hacia Dios.

El hombre tiene que ser auténtico, desconectarse consciente, voluntariamente y decididamente, de los mundos sensoriales que causan dolor y sufrimientos, como también de sus aspectos subliminales que le crean pseudofelicidad a los sentidos.

Para lograrlo, debe el hombre de nutrirse de enseñanzas y disciplinas espirituales que lo fortalezcan, permitiendo con ello, discriminar lo real de lo irreal, la verdad de lo falso.

Ya que estos conforman las bases y se hacen consustanciales a los principios de moral y de los valores humanos y espirituales, que son por demás, los signos visibles de una entidad autorrealizada. De igual manera, ayuda a separarse de las sutiles agresiones o provocaciones con que acomete el psiquismo inferior o Ego, quien a su vez sojuzga cualquier aspiración de cambio o transformación en el interior del Ser.

Es atendible, lo harto difícil que se le hace al hombre inconsciente o corriente, encaminarse por senderos de amor, respeto y servicios; porque mientras esté imbuido en el mundo fenomenal y sus derivados gozos y placeres, considera absurdo cualquier plática o prédica que lo encamine a transformarse. Sólo entonces, cuando se produce cualquier presión o evento de dolor, hace que reflexione en su agitada vida de apegos y deseos, aplicándose aquí el aforismo: “Que lo que no se aprende con amor, con dolor se aprende...”, porque el sendero del error, lleva al encuentro con el sufrimiento.

Justo entonces es añadir, lo importante de encontrar a Dios a través del concilio interno en el altar o aposento alto de conciencia, donde se programan o elaboran los trabajos para una recta conducta sustentada en: Amor, Verdad, Paz, Rectitud, y No-violencia; cuyos valores y principios aseguran los estados más sublimes de armonía, paz y felicidad.

Y como corolario, la Realización del Ser, como paradigma de bienaventuranza.

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