Bautízame Señor con tu Santo Espíritu

La gloria y “gracia” de Dios alcanza para todos, solo basta que nosotros con fe entendamos el don de Dios.

El Santo evangelio de San Lucas (3, 10-18) anuncia que “viene el que nos bautizará con el Espíritu Santo y con fuego”, Juan el Bautista estaba preparando el camino de nuestro Jesucristo y hoy nos motiva a seguir preparando ese camino para nuestro Salvador que hace tantos años llegó a este mundo a traernos la salvación y marcar el camino de la felicidad.

No nos quedemos nosotros sin preparar nuestro camino, sin lograr ser felices en esta tierra donde Dios nos ha puesto, no perdamos esa grandiosa oportunidad de pedirle al Señor que nos bautice con su Espíritu Santo, que llene nuestras vidas de la luz verdadera que ilumina todo hombre ( Jn 1, 9), pues el que con Fe entrega su vida a Dios “es iluminado” y se convierte en “Hijo de la Luz” (Mt 5, 14).

No necesitamos una fe madura y perfecta para ser bautizados con el “Espíritu de Dios”, solo Creer en nuestro Salvador Jesucristo y abrir nuestros corazones para ser luz para nuestros hermanos, para iluminar la vida de nuestras familias y del mundo entero, y es ahí, justo en ese lugar que Dios te puso, donde el necesita que nos conectemos con él, que vivamos en su gracia, que demos al que está a nuestro lado lo que hemos recibido, que compartamos de esos pocos o muchos bienes que nos ha permitido tener, que busquemos en nuestros corazones y lo encontremos a él reinando allí, que ese reino de amor, perdón y paz salga de adentro de nosotros mismos y llegue al que está a nuestro lado, para que preparemos junto a Juan el Bautista el camino del Señor y podamos vivir la verdadera libertad que llena, edifica, cambia y hace feliz al ser humano.

Doy infinitas gracias a Dios por haber vivido el cursillo de cristiandad de nuestra iglesia, donde encontré y sigo encontrando tantas herramientas para poder vivir con Cristo en todo lugar, dejándome amar por Cristo y aprendiendo amar a Cristo a través de mis hermanos. No perdamos esa oportunidad de sentir el amor de Dios, de sentir ese Espíritu Santo que nos bautiza y saque de nosotros eso que somos “hijos de la luz”, hechos para ser felices y hacer felices a los demás.