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SENDEROS

Viendo una luz al fi nal del túnel...

“Esto no tiene solución. Llevo meses desempleado y nada. No he podido pagar la deuda. Tengo vergu¨enza de confesar lo que pasó”.

Los seres humanos hacemos juicios en todo momento. Ya sea que estén basados en la creencia errada de considerar que el universo nos niega lo que nos merecemos o pensar que somos inadecuados.

Nuestros juicios ponen a correr nuestra conversación mental y en algunos casos llegamos a decisiones que nos afectan.

Por hacer juicios tomamos decisiones que atacan nuestra integridad física, como el suicidio, un mal que está desafiando la lógica de todos. Artistas, deportistas, jóvenes, adultos, no se escapa nadie... Nos preocupa pensar si los que están a nuestro alrededor o yo mismo (a) puedo llegar a una acción suicida. La Organización Mundial de la Salud, en un informe sobre Prevención del Suicidio, publicado en su página web, reporta que ocurren más de 800,000 suicidios cada año, que la cifra va en aumento y que la población más vulnerable se encuentra en las edades comprendidas entre 15 y 29 años. Nuestro país no escapa a estar dentro de esas estadísticas.

Pensado o no, cada uno de nosotros se convierte en suicida cuando se roba la luz roja del semáforo, cuando convierte la calle en una pista de carrera, cuando quiere ser el primero a toda costa, irrespetando a los demás, cuando nos atiborramos de alcohol u otras sustancias.

¿Qué nos hace vulnerables al suicidio? Dejando fuera los trastornos físicos, “tenemos las pérdidas, abuso de sustancias, tristeza crónica, el aislamiento social, el sensacionalismo de los medios de difusión que aumenta el riesgo de imitación, la estigmatización de quienes buscan ayuda por comportamientos suicidas o por problemas de salud mental y de consumo de sustancias psicoactivas”.

El citado informe nos habla de la “importancia del apoyo de la comunidad y del fortalecimiento de factores protectores, como relaciones personales sólidas, un sistema personal de creencias y estrategias de afrontamiento positivas”. ¿Cuáles acciones podemos emprender para apoyar nuestra comunidad familiar, laboral o país? La responsabilidad es de cada uno, sin esperar por la acción de otros. El solo hecho de no juzgar, de no estigmatizar al suicida o sus familiares es una contribución.

No hay castigo divino para quien pensó que no había otra salida, no hay hoguera infernal para quien no vio la luz al tomar esa decisión.

Nuestra acción es amor incondicional para quien parte por este motivo y apoyo a sus familiares, sin cuestionar, ni señalar. Porque Dios Es. Yo Soy.

¿Qué sentido tiene para mí/ti el dolor que podemos estar experimentando hoy? Hay experiencias en la vida que no son para explicarlas, ni para entenderlas, son para vivirlas y viviéndolas vamos a experimentar el dolor.

Ese es el resultado del desajuste.

Decía Buda que “el dolor es inevitable, pero el sufrimiento es opcional”. ¿Para qué hacerle una casa al sufrimiento? ¿Qué podemos hacer hoy para no convertirnos en víctimas? Nos sirve recordar: “Soy el capitán de mi alma, soy el amo de mi destino”. Dentro de nosotros están los recursos de afrontamiento de las situaciones más difíciles de la vida, y si en el recorrido para encontrarlos involucras a quienes te amamos es mejor.

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