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REFLEXIÓN

Siempre queremos más

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Natalie Romero de GrauSanto Domingo

Una de las cosas que me encanta de Jesús es la claridad en todas sus enseñanzas. En el evangelio de hoy, San Marcos 10, 35-45 nos topamos con una escena tan “normal” en nuestros días: ambicionar los puestos primeros. Es increíble cómo nos convertimos en expertos buscadores de primeros lugares sin asumir antes las responsabilidades de lo que eso significa.

Me quedo pensando en la escena de los hijos de Zebedeo, Juan y Santiago pidiéndoles a Jesús el puesto a su derecha y a su izquierda en la gloria. ¡La verdad hay que tener coraje para eso!; Estos dos discípulos, llamados por el mismo Jesús “Hijos del Trueno” , al pedir esto, tuvieron que escuchar del maestro una reprimenda seguida de una gran enseñanza.

Jesús primero les deja claro que no le corresponde a Él decidir quiénes estarán en esos puestos y que ya están reservados.

Cuando los demás discípulos se enteran de esto, se molestan mucho. Y tú, ¿te habrías molestado? ¿por qué se indignaron los demás? Me parece que lo hicieron porque ellos también querían esos puestos.

Probablemente si hubiésemos estado allí, también nos habríamos molestado. A nadie le gusta que otros quieran ser siempre los primeros.

Sin embargo, Santiago y Juan aprendieron que eso no estaba bien y cambiaron, hicieron el “upgrade santo”: Se convirtieron en apóstoles buenos.

La enseñanza del Maestro es muy clara, dice el texto: “Jesús, reuniéndolos, les dijo: «Sabéis que los que son reconocidos como jefes de los pueblos los tiranizan. Vosotros, nada de eso: el que quiera ser grande, sea vuestro servidor; y el que quiera ser primero, sea esclavo de todos. Porque el Hijo del hombre no ha venido para que le sirvan, sino para servir y dar su vida en rescate por todos”.

Primero los reúne, no permite que los problemas crezcan en el grupo, luego les explica de qué se trata su vocación: Servicio. Siempre he pensado que la palabra ‘servicio’ se escribe con “S” de Santidad porque cuando servimos nos asemejamos un poquito más a Cristo.

La vocación del cristiano es esa: servicio. Sea un trabajo grande o pequeño. Y me voy más allá: Más responsabilidad, mayor el servicio.

Cuando viví mi cursillo de cristiandad aprendí que el Maestro me quiere trabajando en su viña 24/7 y que puedo hacerlo en todos mis ambientes y así como Santiago y Juan empecé mi proceso de conversión. Hoy, con profundo anhelo no quiero puestos sino solo cumplir la voluntad del Señor. Dios les bendiga.

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