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REFLEXIÓN

¿Lo dudas o lo crees?

Este es un día muy especial, porque juntos nos acercaremos al lugar y al momento en el que aquellos amigos de Jesús, sus discípulos, se encontraban escondidos tras su cruel muerte en la cruz, pero quizás porque más grandes que los miedos a ser eliminados que les llevaban a ocultarse lo eran sus dudas sobre su resurrección. Ver en Lucas 24, 36-45. Quizás te hayas preguntado: ¿Por qué dudaban los discípulos de que Jesús fuera el Mesías si habían visto tantos milagros que Él realizaba mientras caminaban a su lado? Tal vez tú pienses y hasta digas que después de haber visto tanto prodigios como ellos no habrías titubeado en creer que Él fuese el Cristo, pero, ¿Qué pasaría si te asegurara que tanto tú como yo no sólo lo hubiésemos dudado sino que seguramente lo habríamos negado más de tres veces? Afirma el evangelio citado anteriormente que, aunque los amigos de Jesús le veían resucitado en carne y hueso, aunque éstos le miraban los agujeros de los clavos en sus manos y sus pies y le observaban comer delante de ellos no acaban de creerlo; es entonces cuando Cristo abrió sus inteligencias para que comprendieran las Escrituras, y justo ahí, después de que Él les hablara, comenzaran a creer. ¿Cuántas veces Jesús no ha hecho milagros en tu vida y aún sigues dudando de su compañía en tus momentos difíciles? Pasado el Domingo de Pascua de Resurrección, ¿crees realmente que Jesús está vivo? ¿Lo has anunciado? ¿O te encuentras escondido(a)? Es necesario que el mismo Cristo abra nuestra inteligencia para entender y creer que Él es el único capaz de salvarnos y que Él está vivo, no sólo en nuestra sociedad y en la eucaristía, sino también en nuestra propia vida. De ti y de mí depende abrirle el corazón para que allí Él resucite. A lo mejor sí crees que Jesús es el Señor, es posible que verdaderamente lo creas, aunque sigas ocultándote por temor a ser despreciado por quienes te rodean (tu familia, tus colegas, tus amistades). Jesús resucitado, quien también actúa a través del Movimiento de Cursillos de Cristiandad, en su gran misericordia cada día me recuerda que para que nuestra sociedad cambie, el hombre tiene que cambiar. Por esto, te invito a que en esta Pascua no te ocultes, no escondas todo el amor que Cristo te ha dado, ¡dalo a los demás! para que el mundo crea.

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