Desafíos, logros y realización

Se podría inferir con lo inscripto en el título, que es una procesión de acepciones, o sea, pasos en cadenas para que el hombre propenda a ser. Y es muy válido suponer que son éstos las cuadraturas con que se enmarcan los estadios de sus propósitos como individuo. Encontramos entonces, que la vida es un continuo desafío, que diseña un laberinto, en donde es necesario cabalgar en un buen caballo, que asegure vencer los obstáculos sin caer al suelo de las tentaciones. Para esclarecer lo valiente que ha de ser el individuo en este trotar, se dice que “el Cielo se logra por asalto” ¿Cómo así? Venciendo al medio, saliendo en conciencia de su agresivo engaño. “El medio es más fuerte que la herencia” también apuntan otros. El medio es el codificador de los modelos de las conductas que exhibe la sociedad. No en vano en el pasado, muy atrás, por las costumbres se dictaban las leyes. Si esto es así, el hombre se deja arrastrar para desenvolverse en sus costumbres, por el hilo conductual que nos acciona como títeres. Afectando muy puntualmente a aquellos que se hacen pasibles por apatía, desaliento y con desprecio de alcanzar objetivos y metas como retos y conquistas para realizarse. Por tanto, cuando se ha podido subir algunos peldaños en la escalera, la que lleva a la realización, se ha penetrado en el pórtico de los logros. Hay una expresión de gozo cuando se ha conquistado la meta. Y se abre entonces a la realización como ser en sus aspectos integrales. Sin embargo, existen otros estamentos de la conciencia, donde se llevan a cabo las más aguerridas luchas, como son: vencer los aliados del Ego. Estos aliados se hacen férreos soldados, vistiéndose con coraza y como tal, llevan a la vanidad, codicia, complejos y patologías del psiquismo inferior. Todos estos conflictos tienen como escenario el interior del ser; por eso apuntaba Mahatma Gandhi: “Las grandes batallas se originan en el corazón del hombre”. Lo que refrenda lo dicho por el Maestro Jesús: “Donde está la mente... está el corazón”. Y con ello se hace objetivo que la calidad de los pensamientos, construyen los sentimientos como adalides del corazón. Exhortando en la necesidad de una idónea sincronización entre mente y corazón, sostenida en altos valores humanos y espirituales. Elocuente se hace, cuando se ha podido vencer en el plano terrenal los apegos y los deseos, los más feroces sentimientos que obnubilan la mente y por identificarse en aquellas cosas que le restan calidad a la vida, cuando el hombre se decanta en su conquista y sufre por estos; con lo cual también se compromete al alma con objetos inútiles para su conquista y desarrollo. Asimismo, hay que enfatizar que la lucha ha de llevarse a cabo con una mente disciplinada. Conscientes superar los aspectos de la conciencia inferior o Ego, se ha logrado a pulso. Derrotándolos con la más poderosa arma: El conocimiento de la Verdad, sostenida en Justicia, y de la mano de Dios, la más real conquista: Paradigma de Realización.