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REFLEXIÓN

Preparad camino al Señor

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Teresa Valenti Batlle M.C.J.Santo Domingo

Marcos empieza a escribir el Evangelio con una referencia al libro de Isaías. Y mostrando que Juan es mensajero de una buena noticia que convoca al pueblo a la conversión. La llamada más urgente y decisiva que debemos hacernos hoy es, en mi humilde criterio, ¿cómo preparar caminos nuevos al Señor? Lo primero es pararnos y escuchar al Espíritu Santo. ¿Qué nos dice? Vivir en el silencio para dejarnos iluminar por la Palabra y reorientar nuestras vidas. Discernir la calidad evangélica de nuestro quehacer ¡Somos superhábiles en hacer proyectos! Nos autoengañamos con facilidad. Lo esencial es buscar el Reino de Dios y su justicia, y esto conlleva querer ser como Jesús. Abrir caminos de compasión, misericordia y justicia en el ámbito en que nos movemos, tal como dice el obispo de Roma, nuestro hermano Francisco. Donde falta el deseo de encontrarse con Dios, la conversión nos resulta una mera fórmula de cumplimiento. Esta es la “religión” que Jesús rechaza. La conversión no se improvisa, requiere un tiempo largo de trabajo interior profundo. La fe es un proceso y hay que ir al desierto de nuestro propio corazón, sin miedos, sin arrogancias. Jesús nos habla de “un tiempo nuevo y de una tierra nueva” de un “camino nuevo y vivo” que ha sido inaugurado para todos; un camino que se recorre “con los ojos fijos en él” (Hebreos 10,20; 12,2). La conversión es como una sacudida para el hombre, penetra profundamente en su orientación de vida y en su mundo establecido de deseos y necesidades. La conversión hiere y atraviesa los intereses orientados directamente a nosotros mismos, y apunta a una revisión de la práctica de vida a la que estamos acostumbrados” (Joan Baptista Metz) (cf por Pagola). No podemos seguir igual que siempre. Estamos llamados a vivir la vida de una manera nueva, desde los ojos de los pobres, de los excluidos, de los desheredados de nuestra sociedad. Convertirse es empezar por entender nuestra existencia desde la solidaridad y el constante esfuerzo por humanizar este mundo desde el amor y desde la oración silente y agradecida por los bienes que sin merecerlos tenemos. El objetivo de esa posesión es compartir. El verbo griego que se traduce por “convertirse” significa en realidad “ponerse a pensar”, “revisar el enfoque de nuestra vida”.

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