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SENDEROS

¡Viviendo en el Reino de la Paz!

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Lesbia Gómez SueroSanto Domingo

Hay verdades que por la esencia y vigencia en su naturaleza son irrefutables, como también conciliadoras entre sí, para que el hombre pueda ser feliz en su permanencia en el mundo; y en este tenor, le permita al buscador sincero de Dios alcanzar como premio a su esfuerzo “El Reino de la Paz”. Una verdad inapelable es que la conquista de la paz propende a la felicidad, aceptando como tal que las mismas tienen su morada o residencia en lo interno de cada ser. Sin embargo, se percibe con tristeza cómo mayoritariamente el hombre transita el camino equivocado para lograr dicha paz; porque se encamina a conquistar cosas fútiles, inútiles e inservibles para el alma y su realización como ser. El hombre consciente y prudente deberá entender que “la paz no se otorga, se conquista”, y para ello tendrá que descodificar y desmitificar los valores que se le asignan al gozo por las apetencias terrenales que les aportan los sentidos externos o corporales; siendo estos los de mayor degrado a la conciencia. Y como más sobresalientes se citan: la codicia, el egoísmo, concupiscencia y los apegos con lúdico placer; que como la gula ñy con ansiedad manifiesta- atraganta y asfixia, experimentando sufrimiento y dolor, conduciendo consecuentemente a la muerte; y esto se produce como resultado de desobedecer con indisciplina a las normas de conductas y de los valores humanos y espirituales. El verdadero y más expedito sendero es el que se transita a través de los postulados de Cristo, el más elevado compendio académico de moral de la Cristiandad Universal, que ha sido expuesto y evidenciado con la más alta dignidad, de colosal entrega y servicios por el inmenso maestro Jesús; reivindicados y refrendados a la humanidad por otras conciencias maestras, devotas y servidoras a su causa de amor. Se aprecia que el común de los hombres acude y se precipita a Dios en oración para hacerle peticiones sobre sus necesidades causales en su quehacer ordinario; olvidando lo más importante para su desarrollo de bienestar humano y espiritual, que es sabiduría y paz. Porque se entiende prudencialmente que aún el hombre teniendo cosas materiales en abundancia no disfruta de paz, y si le sumamos también salud, tampoco es feliz. Entonces, quiere esto decir que teniendo paz se permanece sereno, juicioso e inmutable ante las adversidades que lo acometen; y se hace objetiva la sabiduría para con discernimiento discriminar lo real de lo irreal. Dice el Maestro Jesús “Buscad primero el Reino de Dios y su Justicia y las demás cosas vendrán por añadidura”. ¿Y adonde nos lleva el Reino de Dios? Nos lleva a la eterna Bienaventuranza, aquella que se nos otorga como corolario de nuestra búsqueda sincera de realización de Dios en lo interno del Ser, La Verdad que nos asegura vivir en el eterno Reino de la Paz con una conciencia realizada a tenor de las bondades expuestas desde nuestro corazón, morada de Cristo, y las esencias nutrientes al alma.

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