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SENDEROS

Legado de tenacidad y amor

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Salvador Ezequiel MéndezSanto Domingo

El pasado mes de septiembre fue ocasión para recordar a mi hermana Ada, quien partió de este mundo en fechas como estas. Desde que recuerdo, siempre mostró una enorme aptitud para enseñar, profesión que abrazó con pasión. Nos llevábamos nueve años de diferencia y cuando yo empezaba mi niñez temprana, ella ya estaba en el umbral de su adolescencia, y a pesar de tener un carácter muy fuerte y ser la hermana menor de dos hermanos mayores previos, fue quien siempre mostró tener un don de mando y una forma muy aguerrida de sobrellevar la vida. A los 15 años cuando las adolescentes piensan en su fiesta rosa, ella recibió una noticia funesta: tenía cáncer en su sistema reproductor lo cual era mandatorio hacerle una histerectomía, que le daba un presagio negro: nunca tendría hijos. La recuerdo siempre con un amor tremendo hacia los niños, aunque nunca podría tener los suyos. Era un cáncer agresivo y las posibilidades eran de sobrevivir en una silla de ruedas y con aparatos que le ayudasen a excretar sus necesidades; mi hermana fiel a su estilo de luchadora no solo sobrevivió, sino que salió adelante sin sillas de ruedas o aparatos especiales. Venció a una enfermedad que no sólo la definió sino que la siguió en el camino de su vida. Luego de sobrepasar esta primera etapa, siguió sus estudios y se graduó como profesora de párvulos. Se lanzó sin miedos a vivir, a pesar de tener que tomar hormonas el resto de su vida, y de tener un humor bastante variable; se convirtió en un gran ser humano, a pesar de que tuvimos nuestras diferencias y hasta nos distanciamos por años, aunque estábamos seguros del cariño que sentía el uno por el otro; de hecho a mi segunda hija la nombre con su nombre. Fue también una excelente maestra de párvulos y se convirtió en un ejemplo de cómo sobrellevar una vida golpeada y hasta cierto punto bastante complicada. En los años siguientes llegó a casarse, y con ello vivió una vida bastante admirable, al igual que cualquier persona se divorció y tuvo sus altas y sus bajas. En un lapso de 35 años el cáncer regresó, en el año 2010, y por tres años luchó valientemente a la quimioterapia, a medicinas desgastantes y a todas las incomodidades que el cáncer causa. A principios del 2014 su desgaste la llevó a estar en cama, nunca se levantó. Por siete meses fue perdiendo todas sus facultades, quedando en total silencio hasta su muerte un 19 de septiembre. Dejó un legado de mucha lucha y de amor para todos los que tuvieron la alegría de ser sus alumnos y alumnas. ¡Que el amor infinito ahora sea tu morada y tu recuerdo cada sonrisa de quienes compartimos tu entrega y tu gran alma! En memoriam de mi amada hermana Carmen Ada Méndez. http://ezequielmendez.blogspot.com

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