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Universo de mujer

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Thany Matos de SucartSanto Domingo

Comparar a la mujer con el universo quizás solo cabría en los bellos versos de amor de una mente y corazón, bajo el sentimiento del amor que se necesita para completar en sentido lineal la existencia del hombre; y enlazar estas dos existencias sublimes, es algo que no tiene comparación. Ignoramos casi todo del universo, y eso que falta por aprender es lo que lo contiene todo, pero la mujer, oh, la mujer, esta exquisita creación divina es capaz de albergar en ella no solo un universo, sino varios universos al mismo tiempo y en su totalidad. La mujer es la codificación en sí de muchos sistemas dentro de otros sistemas, que ocupan sus sistemas en un rango mucho más alto que el de los hombres; creación en sí de infinitas peculiaridades, con información sobre subsistencias de patrones que no se formaron en su realización original, desvirtuando así el esquema de realización en este plano de tercera dimensión. La mujer es fuente de sabiduría de varios universos. La inteligencia para crear y manifestar a través de su conciencia en los planos dimensionales, no fue escrita en planos lineales, pero su eficiencia en todo lo universal es tan real como lo que carga dentro de ella. Lo que lleva dentro es el universo en sí, toda la vía láctea; conoce todos los caminos hacia el amor en cada planeta, ya que cada ser se ve viviendo en ella, porque es todo lo que cada cual representa. Las estrellas que viven en ella son puntos de luz, emblemas de ensueños que irradian cualquier cielo. Es la luna, es el sol, no hay nada aquí o allá, que no sea lo que es, lo que carga con ella. La misma Tierra es. No hay agua más dulce o sombra que cobije más que el amor de una mujer. Sabía en cada tierra, donde el ser es la creación perfecta, lo primero para crear es una mujer. La única que se ofreció para cargar la Tierra en su esencia misma de creación fue una mujer. Y fue otra mujer en la esencia misma la que la acompañó en la Tierra. Entonces, la parte de las realizaciones para completar este planeta en sus elementos fueron los hombres, pero no como ahora ustedes los conocen, sino en la esencia del ser como amor divino, que es la energía suprema es todo lo que es. La tierra, las aguas, el fuego y el aire, las cuatro esencias de realización para la Tierra, no son elementos, los elementos en sí son los que la conforman, la parte dual de un mundo de materia que necesita el balance de estas dualidades para sostenerse. Pero cada una de ellas en sí es una esencia prima, que involucra cada uno de sus elementos en los otros para poder sostener esto como lo conocemos. Por eso la mujer, como esencia prima de todo esto, carga con mayor peso en la creación de la Tierra, sin quitar trascendencia a la parte del hombre en todas la realizaciones en estos planos, ya sean o no lineales; solo hay diferencia cuando la mente lo ve en planos lineales de tercera dimensión. La autora tendrá conversatorio el lunes 6, en Templo Dorado, calle Miguel Ángel Monclús #152 altos, esquina Ángel María Liz.

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