Extraordinarias

Hay personas extraordinarias que ignoran que lo son. Se la pasan centradas en sí mismas, perdiéndose el presente, anhelando el pasado, lamentándose por lo ocurrido o imaginando un futuro que cambie su situación. Personas que podrían ser felices con lo que tienen y viven rumiando lo que les falta, personas capacitadas profesionalmente, con buenos sentimientos, con capacidad para la bondad, la solidaridad, la compasión, pero en un momento deciden estar más en ellos que en los demás y se van perdiendo en el mundo de los egoístas, aunque nunca lo reconocerían. Gente que va por la vida haciendo daño sin querer al priorizar más su responsabilidad laboral, sus propios éxitos profesionales; y así quieren “profesionalizar” a Dios, meterlo en su lógica y que de igual modo responda. La espiritualidad se vive, no se teoriza; y las soluciones siempre están en el presente, aún si hay que esperar; es el presente quien abre las puertas de todas las posibilidades.