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DOS MINUTOS

Si me buscas, me encuentras

Quien asiste a una misa y no tiene un encuentro personal con el Señor ha desperdiciado una oportunidad preciosa

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Luis García DubusSanto Domingo

¿Cuántas personas caben en el templo que está más cerca de su casa? Seguramente menos de cinco mil o seis mil, ¿no? Pues en ese caso, allí, hoy, en cada una de las misas que se celebren, puede suceder lo mismo que nos narra el evangelio de este domingo.

Resulta que el Señor vio a mucha gente reunida, que habían venido buscándolo a Él. Entonces, dice el evangelio, “tuvo compasión de ellos, y sanó a los enfermos” (Mateo 14,15).

Y llegó un momento en que la gente tuvo hambre. Pero para el Señor no era problema. Tomó cinco panes que le regaló un muchachito, “levantó los ojos al cielo, pronunció la bendición, partió los panes y se los entregó a sus discípulos para que se los repartieran a la gente” (Mateo 14,19).

La cosa termina cuando, luego de haber comido todos (dice el evangelio que “eran cinco mil hombres sin contar las mujeres y los niños”) “se recogieron 12 canastos llenos de pedazos que sobraron” (Mateo 14,20 y 21.

Hay otras muchas personas, que, al igual que en aquella ocasión, se van a reunir en el templo buscándolo a Él. Hacia estos, hacia los que vayan buscándolo a Él, el Señor también “tendrá compassion de ellos”.

Tendrá compasión porque comprenderá el problema de cada uno.

Problemas de toda índole: cansancio, desánimo, soledad, dudas, tensiones, temores, y otros muchos problemas de los que enfrentamos los humanos en estos días.

Cada uno sabrá..., y el Señor comprenderá.

Y entonces, como el Señor no ha cambiado su estilo en nada, también los sanará a todos.

Es decir, a todos los que se le acerquen, a los que acudan a Él, a los que apelen a Él, a los que vayan buscándolo.

Y luego, como si esto fuera poco, un sacerdote, actuando en nombre del Señor, levantará los ojos al cielo, pronunciará la bendición, partirá el pan y lo repartirá entre todos los que se acerquen a comulgar.

Sí, en efecto. Hoy sucederá lo mismo que en aquella ocasión: El Señor estará allí, esperándonos.

Solo falta que usted y yo también estemos allí, buscándolo.

La pregunta de hoy¿Por qué hay personas que sacan tanto beneficio de una misa, y otros tan poco o nada? Muchos van a misa, pero no todos se encuentran con el Señor.

Y permítame decirle con sinceridad esto: creo que quien asiste a una misa y no tiene un encuentro personal con el Señor ha desperdiciado una oportunidad preciosa.

Si una persona va a misa con una necesidad real, específica y definida, y con la firme esperanza de recibir su ayuda, recibirá de Dios lo que espera... o algo mejor aún. ¿Quién no necesita recibir el abrazo del perdón de Dios? ¿Quién no necesita orientación, consuelo o más amor, más paz, más alegría, y mil cosas más que puede y quiere el Señor darle…? Porque el Señor sale al encuentro de quien lo necesita y lo busca sinceramente. Y el Señor da, y da abundantemente.

Así que ya usted sabe, amigo. Buscar es una manera de creer. Vaya buscando y encontrará, porque el que busca encuentra.

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