Una nueva conciencia surge

Por todas partes se oye decir: qué rápido va el año, tengo tanto por hacer y el tiempo no me da; “estamos en junio pero ayer era Semana Santa”, son algunas de las frases que se escuchan. Hace algunas décadas teníamos que esperar el equivalente a tres años para disfrutar de un evento anual, ahora no, entre uno y otro parecen haber transcurrido tres meses. Todo tiene su por qué, si nos detenemos a mirar los detalles de los últimos ocho años nos daremos cuenta de que todo empezó en ese tiempo, bueno, justamente no empezó, pero a partir de aquí la gran mayoría de las personas comenzaron a darse cuenta de que el tiempo está acelerándose cada vez más. Imagínense un reloj, vean cómo sus manecillas empiezan a moverse cada vez más rápido y más rápido hasta que es tan intensa la fuerza de rotación que explota... estamos camino a eso, y no es que vamos a explotar nosotros o el mundo, no, es una explosión interna de una nueva conciencia, todos los viejos patrones tendrán que desaparecer. ¿Pero cómo haremos esto? ¿Quién nos enseñará? ¿Dónde está el espacio para que todos nos desarrollemos? Lo haremos guiados por los profesores que están ya con nosotros, aunque no los sabemos reconocer. Por los millares de miles de niños prematuros que han nacido y están por nacer. La captación del cambio, de la nueva conciencia, de la vibración divina, hará que los políticos, los congresistas, los profesionales, los líderes religiosos y todos aquellos que estén en posición de poder cedan sus liderazgos, cuando estén en la edad idónea para hacerlo, no cuando se mueran o los saquen; se darán cuenta cuándo retirarse, sin que esto afecte su estima, al contrario pasarán a ser ancianos nobles de una conciencia superior, de acuerdo al grado de vibración alcanzado en su oficio; experiencia que dan los años vividos bajo las más viles formas de aprender de la condición humana, siempre y cuando así lo deseen, porque los que no se adapten al cambio sufrirán por su propia voluntad. Todo no será color de rosa. No lo será para todos los que aceptemos el cambio, o mejor dicho para aquellos de nosotros que vayamos subiendo en el aceleramiento del tiempo a la par de nuestra conciencia y espíritu. Quizás esto para algunos sea solo el resultado de una muy vívida imaginación, pero dígame ¿cómo puede un niño de dos años, sin ningún aprendizaje, manejar e iniciar un equipo de computadora? Díganme ¿cómo puede una niña de apenas un año y 10 meses manejar un piano eléctrico?, ¿cómo puede un niño de tres años contar con lujo de detalles el por qué Dios decidió enviarlo a la Tierra?, además, ¿cómo un niño viviendo en condiciones paupérrimas puede enseñarle a sus padres que son casi analfabetos? Y tengo por seguro que casi todo el que está leyendo esto conoce uno de estos profesores. Los iracundos y miedosos nunca aceptarán estas maravillas, pero les digo que esto lo vivo casi a diario.