Amar a tu prójimo

“Ustedes saben que se dijo: “Ojo por ojo y diente por diente.” En cambio, yo les digo: no resistan a los malvados... Preséntale la mejilla izquierda al que te abofetea la derecha, y al que arma pleito por la ropa, entrégale también el manto. Si alguien te obliga a llevarle la carga, llévasela el doble más lejos...Ustedes saben que se dijo: “Ama a tu prójimo y guarda rencor a tu enemigo.” Pero yo les digo: Amen a sus enemigos y recen por sus perseguidores. Así serán hijos de su Padre que está en los cielos. Hoy el evangelio nos interpela profundamente en nuestras actitudes humanas, en nuestra responsabilidad personal para vivir como cristianos coherentes, en medio de las aflicciones que podamos padecer en este mundo que nos ha tocado vivir, signado por el utilitarismo y la conveniencia personal. Nos pide confiar en la elección de imitar a Nuestro Señor Jesucristo; en conservar riquezas en el cielo, sin revanchas, a aspirar a ser hijos del Padre. Es precisamente cuando estamos bajo los ataques del quehacer del mundo de hoy, cuando hay que elegir pensar y comportarnos como cristianos, ejercer la libertad de mantenernos firmes en la fe que profesamos y ser fermento del evangelio en todas las situaciones que se nos presenten. Aun estas nos causen aflicción. Es a la manera de Cristo que estamos llamados a actuar. Creer en el Evangelio no nos vacuna contra los enfrentamientos e injusticias, pero sí nos da las herramientas para confiar en su misericordia y cumplir con su mandato de amarnos los unos a los otros. El camino siempre tendrá escollos, espinas y piedras, unas veces creadas por nosotros y en otras oportunidades por algún hermano. En cualquiera de los casos, en su Palabra encontraremos guía y Gracia para saber qué hacer. Hace casi 20 años, hice mi Cursillo de Cristiandad en la bendita casa San Pablo, donde me dieron las herramientas para vivir según la mirada de Cristo y actuar en el mundo sin ser parte de él. A ti, hermano, que lees estas líneas, te exhorto a transformar tu vida en tres días y ser feliz para siempre, que te acerques a Casa San Pablo o nos visites en www.mcc.org.do