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REFLEXIÓN

No se agobien

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Teresa Valentí Batlle, M.C.J.Santo Domingo

La sutileza de la publicidad, el consumismo, nos va haciendo olvidar otros valores. Somos víctimas de una seducción inconsciente. Nos falta el tiempo para reflexionar, pero se tiene para ir de rebajas, mercadillos, etc. Al final del día nos sentimos agobiados por no haber adquirido lo que creíamos necesitar. Se da la paradoja que los que más necesitan más tienen. ¿Por qué aceptar ese estilo de vida? ¡Tan contradictorio a nuestra fe cristiana! Parece que vivimos instalados en una indiferencia globalizada. Si se escucha de verdad la voz de los que sufren, enfermos, inmigrantes... y se da cabida en nuestro corazón a la Palabra de Dios, ciertamente nuestro ser íntimo se transforma. ¡Cuántas preguntas desde el Evangelio nos hace hoy Jesús! Pobre corazón el nuestro si no nos motiva a salir de la espiral del consumo para poder compartir con los que nada tienen. ¿Por qué seguir desarrollando el culto al dinero, cuando hay un único Dios capaz de saciar nuestras necesidades que no son necesarias para lo básico de la vida? No estéis agobiados. Hasta 6 veces se repite este término en el Evangelio. Expresa la ansiedad, la absorción total por los bienes materiales; un estado de ánimo de agitación por nuestra vida... La justicia de Dios se os dará. “No podéis servir a Dios y al dinero. En opinión de Jesús la elección entre estas dos opciones mutuamente excluyentes es inevitable para sus discípulos. Los esfuerzos de Jesús van dirigidos a liberar al discípulo de las ataduras al mundo, de la ansiedad por la comida, el vestido y vida larga o corta: Toma Señor, todo mi haber y mi poseer...” (Ignacio de Loyola) “Dejaos de andar en coches de lujo, dad vuestras tierras para los sin hábitat...”. Y otras cosas más que nos resitúan en la onda del Evangelio, repite Francisco. Dios no abandona nunca. Lo sabemos por experiencias que han ido entrelazando nuestra vida: fracasos, limitaciones físicas o espirituales, consolaciones y desolaciones. Todo nuestro ser está entretejido de una larga historia. En momentos difíciles hasta el abandono de Dios parece real, pero es solo una sensación, un sentimiento mal procesado, exento de confianza. Dios no abandona nunca. Nos lo dice Isaías en nombre de su pueblo y como anuncio de esperanza para levantarlo de la “depre” en que está sumido.

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