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SENDEROS

Carta para Dios y los magos

Cuentan que en el cielo, cuando llega el fin de año se reúnen los ángeles para escuchar las peticiones que llegan desde la Tierra. En esta ocasión dos querubines conversaban y uno de ellos preguntó sobre cuáles cosas pedían los terrícolas en el 2013 y la respuesta fue: piden lo mismo: un buen trabajo, una casa, pareja, bajar de peso... en fin lo de siempre. Ante esta respuesta, el segundo querubín dijo por qué no bajas y les enseñas lo que deben pedir. Dicho esto, el ángel bajo y susurraba algo al oído de todo ser humano y de repente en el cielo se escucharon palabras de Gracias por una nueva oportunidad de Ser, de comenzar, de dar. En múltiples ocasiones he invitado a escribir una carta para Dios, basando esta acción en un método utilizado por Myltre Fillmore, co-fundadora del Movimiento Unity, de la cual se lee en uno de sus libros: “A veces he escrito una carta para Dios cuando he sentido que algo merece su atenciónÖ”. La invitación de hoy es aprovechar la tradición de Reyes Magos y con la magia de nuestra imaginación pedirles a ellos que entreguen nuestra carta para Dios. Estoy segura de que, en tanto nuestra carta viaja con tan gratos mensajeros, recibiremos de ellos lo mismo que entregaron al recién nacido: el oro para adornar el Ser maravilloso que somos, no por tener sino por compartir grandes y mejores riquezas que están dentro de nosotros. Incienso para perfumar el espacio donde decidamos apartarnos para nuestro encuentro interior, sorprendiendo nuestra mente y volviéndola receptiva al invitado que “está a la puerta y llama”. Luego la mirra para recordarnos que nuestra felicidad no la crean personas, circunstancias o posesiones, sino la decisión que tomamos de gozarnos con todo y con nada. En fin, preparémonos para escribir la carta diciendo todo lo que queremos que tenga la atención de Dios para el 2014, “comenzando con el fin en mente”. Visualiza como un hecho que tus deseos son una realidad hoy. Imagínate llamando a tus familiares y amigos para anunciarles que ya lo has logrado. Dile al mundo todo lo que hiciste para que hoy tu deseo sea una realidad. Explícale que lo concebiste en tu mente y al poner en acción tu poder interior lograste que se volviera una realidad. Cada paso que diste, las personas a quienes llamaste, las visitas que realizaste. Experimenta la emoción que produce lograr lo que uno se propone y que al ponernos en acción podemos realizar. Querido Dios: hoy te doy las gracias por tu compañía permanente a lo largo de este tiempo en que he tenido que crecer, cambiar, aprender y dejar pasar, para lograr los deseos de mi corazón. Al igual que otros héroes, escuché la invitación: “Esfuérzate y sé valiente”, por eso celebro todo el bien que tengo, todo el bien que doy y todo el bien que recibo. Y es así.

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