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¿China acorralada?

En medio de las tensiones generadas en la península coreana, tras los ensayos nucleares en Corea del Norte y la instalación de un sistema de defensa antimisiles de factura estadounidense en Corea del Sur, el presidente chino, Xi Jinping, declaró durante la celebración de los noventa años de la fundación del Partido Comunista Chino, de acuerdo con un cable difundido el recién pasado primero de agosto por la agencia de noticias francesa AFP, que “el pueblo chino está lleno de paz” y éste no planeará “nunca la agresión ni la expansión”, pero confiaba en “poder vencer cualquier invasión”.

La instalación de este sistema lo que procura es, según los estadounidenses y surcoreanos, interceptar y destruir misiles nucleares provenientes de la otra Corea, por lo que su capacidad solo alcanzaría objetivos de rangos medio e intermedio. La explicación tomada al pie de la letra y sin que se enlace a situaciones de tensión con Japón y la India, parece inofensiva, porque a simple vista lo que se busca como el único fin, en principio, es disuadir a Pyongyang, o defender a Seúl de sus posibles ataques con misiles nucleares, los que han probado tener la capacidad de alcanzar el otro lado de la península.

Taiwán es otro punto de tensión que, aunque de carácter interno, porque el gigante asiático la considera una provincia rebelde, vendría a ser parte de un cerco que China siente se le crea. Pues luego de la salida del poder del Kuomintang, KMT, y el presidente Ma Ying-jeou, con el ascenso del independentista Partido Demócrata Progresista, PDP, bajo el liderazgo de Tai Ing-wen, la isla rompe las relaciones de distención con Beijing, y susurra la posibilidad de una declaración de independencia, algo inadmisible para China por lo que en el discurso que refiero en el primer párrafo, el mandatario chino también dijo: “Nunca dejaremos que un pueblo, una organización o un partido político separe una parte del territorio chino”.

Las amenazas de cerco no responden al hecho de que los países que se encuentran en tensión con China operan bajo la orientación o la tutela de los Estados Unidos. No. Es que en ellos también los estadounidenses tienen instalados sistemas antimisiles. Para que lo veamos más claro y comprendamos la reacción del liderazgo chino frente a una nueva instalación en territorio cercano, imaginemos que los chinos instalan estos “medios de defensa” en Canadá, México o República Dominicana. Solo recordemos que la crisis de los misiles, causada por el descubrimiento de bases de misiles nucleares soviéticos de alcance medio en Cuba, estuvo a punto de desatar una guerra nuclear.

El auge económico, diplomático y comercial de China en medio de una situación de indefinición o redefinición hegemónica global, explica el incremento de las tensiones entre el país de Mao Tse Dong y sus vecinos, cuestión que tendrá repercusiones económicas impredecibles para la región, como de hecho ya comienza a tenerlas, pues el sistema antimisiles instalados en Corea del Sur ha provocado una reacción de rechazo chino a los productos surcoreanos, al punto que, se ha registrado en lo que va de año, según el Financial Time, una caída en las ventas de vehículos Kia y Hyundai de un 52%, además del cierre de 79 de los 99 hipermercados de la cadena surcoreana Lotte. La península coreana se ha convertido en un punto más en la lucha por la hegemonía.

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