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La intervención de los hospitales

El tema salud continúa constituyéndose en eslabón principal, aumentando su incidencia en la cadena de factores capaces de perfilar la gobernabilidad y la gobernanza.

Como vivir es primero, la salud viene al lugar de los temas urgentes. Para requerir algo hay que estar vivos; los muertos sólo tierra y rezos requieren. Salud, más y mejor, quiere la gente.

Tal realidad imprime al ámbito salud el sentido de lo perentorio, de lo esencial e impostergable.

Le define, de paso, un lugar en el “consentimiento”, en el concordato, base de la sociedad política. Así, la salud se imbuye en y cobija bajo tal paradigma: la esperanza en una más o menos generalizada o más o menos ausente idea de que es posible que los resultados de las acciones e iniciativas oficiales actuales desemboquen en un no muy lejano ganar para el pueblo, para la gente. Compensar es de ley.

Intervenir 50 hospitales a la vez creó la obligación de confirmarlo. Antes del 31 de diciembre.

En palabras llanas, la de desembocar en ese hecho simple: la gente ha de sentir hoy que ganará salud en lo que se hace y comprobar mañana que ganó con lo que el gobierno hizo.

Hay bases para ello: hacer es construir. En tal analogía, la salud deriva en hospitales. Un construir intenso está a la vista. Por encima, otra salud: la que regula, planifica, aborda, evalúa, conduce, rige...

Pese a la importancia e impacto extraordinarios de la infraestructura hospitalaria en la calidad y perfil de los servicios y la atención en las redes pública y privada, la salud es mucho más que hospitales, que centros privados alojados en imponentes edificios a veces inaccesibles para la gente.

Por eso el paradigma inglés. Atención cercana. A diario la salud se construye al margen de los edificios que, dicho sea de paso, requieren grandes inversiones y sin los cuales, sea dicho también, es imposible pensar servicios especializados de salud, afincados en modernas tecnologías, manejados con depuradas destrezas. Donde el desarrollo médico (Clínica, saber) se metodizan y debe difundirse.

Salud cercana es la comunitaria. Colectiva, la general, de importancia mayor. Afecta a todos.

Imponente y majestuosas edificaciones y complejos resuelven muchos problemas. Y, también, pueden echar al suelo las estadísticas de salud en muchas naciones. Generar indicadores de salud inferiores a los de naciones carentes de estructuras y complejos arquitectónicos suntuosos.

Estemos claros, la salud es mucho más que centros hospitalarios. Unidades de atención primaria.

Aunque al intervenir simultáneamente más de 50 hospitales el gobierno afectó en grado dramático la capacidad de respuesta en salud, resaltan óhay que decirloó los esfuerzos que las direcciones hospitalarias y los médicos realizan para revertir, como están revirtiendo, la tasa de mortalidad materna e infantil (MMI) en el país. Logro entendible sólo porque salud es más que hospitales. Por ejemplo: objetivos trazados desde el ente regulador, trato humano, calidad de la atención. Respeto a la vida. Gerencia. Protocolos. Dignidad. Saber.

Si se ha insistido en que el Ministerio de Salud Pública (MSP), el Servicio Nacional de Salud (SNS) y los médicos del Colegio Médico Dominicano (CMD) se cumplan mutuamente es por lo rutilante que a los ojos esperanzados resultan los logros de sus mancomunados esfuerzos.

La gente debe saber óy valoraró que gracias a la rectoría y planificación regulada óy pese a la intervención simultánea de tantos centros hospitalarios públicosó, las mortalidades materna e infantil experimentaron una intensa caída desde la semana 24 a la 27 de este año, es decir desde el 11 de junio al 15 de julio del presente año.

En tal trecho, comparado con igual período del 2016, la MM cayó de forma impactante: 45%.

Resulta que en tal período murieron nueve (9) madres menos que en el 2016. En tales semanas del año pasado fallecieron veinte (20); en las del actual, once (11).

Una baja también significativa registró la MI en tal lapso: más niños (15.75%) lograron sobrevivir en el período, este año. Treinta y siete (37) infantes más fueron arrancados de las garras de la muerte por los médicos del CMD que laboran para el SNS, alineados tras los objetivos de Salud Pública.

La MM aparece estacionaria, invariable entre las semanas 1 a la 27 en ambos años. La MI, por el contrario, redujo a ritmo significativo y constante (15%) durante estas primeras 27 semanas del 2017.

Prueba de que el sistema de salud se alinea con más eficiencia alrededor de la meta de SP de reducir la mortalidad infantil. Que el ministerio lidera y logra. Pese a las intervenciones hospitalarias. Apunta, sin embargo, a la urgencia de asumir con igual ahínco otros retos, por ejemplo: reducir la MM.

También las muertes por leptospirosis. En vez de reducir, incrementaron en las últimas 3 semanas, con relación a igual período del 2016 cuando se atendieron a 249 personas por esa causa. En igual período de este año, 392 infectados demandaron servicios de salud. O sea, 143 personas más (57%) buscaron atenciones médicas por leptospirosis que en el año 2016.

La tendencia describe lo asincrónico: en tanto la incidencia de la leptopirosis incrementó 57%, la mortalidad por su causa lo hizo en 101%, esto es 44% más. Su tasa de mortalidad sobre su incidencia registró una ligera caída, pasando de 14.65% en las referidas semanas del 2016 a 11.2% en las de 2017.

Estadísticas provenientes de un Ministerio de Salud que, celoso con su deber ser, señala los logros y, también, el gran absurdo: los centros de salud de la zona metropolitana, la más favorecida del país, acreditan en 43% a la tasa de mortalidad infantil.

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