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ORLANDO DICE

Por el punto 68

DEL DICHO AL HECHO... .- La impresión resulta más que engañosa ya que se duda que sea verdad tanta belleza. Que los artículos que se aprueban en la comisión bilateral que estudia los proyectos de ley de Partidos y Electoral serán igualmente sancionados por el pleno de las cámaras. Dicho y hecho, pero sin considerar el trecho. Los comisionados trabajan rápido y avanzan, y ya van por el punto 68, aunque dejando aspectos pendientes. Lo de pronto es lo de menos, pues como dije anteriormente, las piezas fueron tan manoseadas en el pasado que tienen sucios los bordes. Hay por tanto mucho de llover sobre mojado, aun cuando deba reconocerse que el terreno no está saturado. Sin embargo, hay dos situaciones que inquietan. Una: ¿Qué poderes ocultos asisten a los legisladores para un desempeño tan abierto y provechoso? Dos: ¿Ha habido o no interferencias, o presiones o influencias de parte del liderazgo mayor o de los partidos con principalía o de los candidatos posicionados? Ninguno de los grupos que asumen la tarea --hasta ahora- denuncia nada perverso...

EL CONSABIDO VICEVERSA.- Ese espíritu de mancomunidad es admirable, pero los escenarios de dominio serán decisivos. La pluralidad y amplia representación garantizan armonía, pero llegado el momento los intereses jugarán su papel y harán la diferencia. Y eso es lo que se teme. Que se apruebe bonita y cuando llegue el momento de la aplicación salga todo lo feo. Como sucede con los códigos, e incluso con la misma Constitución de la República, o las reformas del pasado. Los necios quisieron que ahora se repitiera El Pacto de la Democracia, y creyeron que las crisis electorales o políticos se arman como los juguetes caros, con manual incluido. Y eso no es lo peor, sino que de ese edificio hecho a la carrera no queda ni el solar. Todo fue echado hacia atrás, incluyendo la reelección. Todo el afán fue contra la reelección de Joaquín Balaguer, pero después, reelección de Hipólito Mejía, de Leonel Fernández y de Danilo Medina...

LO DEL DINERO.- Lo del financiamiento traerá problemas, pues no se trata de evitar que llegue dinero a los partidos, a los candidatos, a la política, sino que llegue limpio. No es verdad que de un momento a otro, de una campaña a la siguiente, se van a abaratar las actividades políticas. Todo lo contrario. Póngale la inflación, por ejemplo. O téngase en cuenta la situación. Ningún dirigente o militante aporta de su bolsillo, y los partidos y los candidatos deben salir a la calle a buscársela como toros. Y el disponible, o el abundante, tienen origen turbio. Que nadie piense en hacer rifas, o vender periódicos, o en pedir en las esquinas, como hacía el PLD en su época romántica, o el movimiento Verde en estos días. Ya no se amarran los perros con longaniza, y Trujillo se burló de sus enemigos con un merengue humillante: Recogiendolimosnas no lo tumban...

TRANSPARENCIA SIN ULTRA.- De lo que se trata ahora es de transparencia. La nueva legislación deberá tener en cuenta situaciones que a partir de Odebrecht serán pecaminosas, delictuosas. Los partidos y los candidatos sabrán que no pueden aceptar todo el dinero que le ofrezcan, del mismo modo que los funcionarios deberán cuidarse del mejor postor. Hay dinero que quema las manos, y no hay que olvidarse del perro huevero. Solo que si no hay huevos, si la cesta se mantiene vacía, no puede comerlos y tampoco habría que quemarle la boca. La transparencia no será simple consigna, sino una práctica real y continua. En el financiamiento se impondrá un nuevo orden, pero que tampoco se exagere y se quiera, en ese ámbito, ser más papitas que el Papa...

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