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ORLANDO DICE

Una tomadura de pelo

CUÁNDO, CUÁNDO...- Fuera bueno saber cuándo se someterá a las cámaras legislativas un contrato de obra grande, pero no solo por curiosidad, sino para ver si el caso Odebrecht servirá para algo más que fastidiar a los -por ahora- encarcelados. El espíritu de El Gatopardo planea sobre la Procuraduría, el tribunal de la coerción, la cárcel de Najayo y la audiencia de juicio de fondo. Los actuales padecimientos y la posible condena no servirían de mucho si no afectan el modus operandi de las empresas constructoras o de las diferentes instancias oficiales. Que firman, que aprueban y que ejecutan. El objetivo político que se expresa en la calle no permite adentrarse en profundidades. Por ejemplo, con Odebrecht no se tiene claro si esa es la naturaleza del negocio o la naturaleza de la política. Odebrech pide perdón de manera pública y general, promete no volver a incurrir en prácticas lesivas a la moral, y de seguro que será -a partir de ahora- el uno pecador arrepentido que el cielo necesitaba para juntarlo con los noventa y nueve justos. En un mundo cristiano ¿cómo negar un perdón que se calcula en setenta veces siete?...

¿Y LA POLÍTICA QUÉ?- Eso es lo que hace Odebrecht, tranquiliza su conciencia y con su alma limpia aspira a seguir haciendo negocios en Brasil y todo el continente. Así como tuvo unidades o cajas para lo malo, ahora contrata expertos para restablecer su imagen. Ahora ¿y los gobiernos, y los partidos, y los candidatos que se beneficiaron de sus tropelías? Que se sepa, perdón, lo que se dice perdón, nadie pide por el momento. Imputados por aquí, y por allí, y perseguidos, y detenidos, y procesados, pero ninguno finalmente condenado. Los norteamericanos y los suizos se fueron alante, cobraron sus multas e indemnizaciones, y los demás países que arreen, y con sus propios bueyes, como si no quisieran que abran el corazón de la tierra y echen semillas nuevas y buenas. En todo se habla de conspiración, y en ese orden puede hablarse de la conspiración américo-brasileña...

SHAKESPEARE A ESCENA.- Desde fuera se sospecha de la Procuraduría. ¿Cómo es que si no puede ni con su alma en el caso Odebrecht, se pone a mover expedientes que deben ir a proceso, pero puestos sobre el tapete, así de repente, parecen una comedia de Shakespeare? Más ruidos que nueces, por ejemplo. Incluso llama la atención ( oh, y esto? ) que la marcha verde del fin de semana le siguiera el juego, le hiciera coro. Caminó el barrio Los Tres Brazos y demandó el encarcelamiento del ex director de Corde y de los responsables de la compra y venta de solares. Se comenta en las esquinas que contra esta gente se dictarán medidas de coerción. La calle hace ruido, y mucho, sin que se vea por el momento la primera nuez. No puede decirse que haya inteligencias entre ambas partes, pero la coincidencia -como el diablo- viste de Prada...

MUDOS A CONVENIENCIA.- Lo mismo sucede con los aviones Tucano, que es Brasil en otro tono. El negocio de un solo hombre y decenas de sospechosos. La gente piensa ( porque Odebrecht enseñó a pensar ) que si la constructora daba, y nadie duda que dio ¿por qué no también Embraer? Fue el mismo teatro: gobierno, partido, cámaras y personajes. ¡Y se parecen tantos! Los de Odebrecht más inocentes que los ángeles del cielo, los de Embraer todavía más, puesto que se resisten al interrogatorio. ¿Cómo es eso de que preguntaron lo que ya habían preguntado? Al parecer un gancho, y no de ropa. Ese punto debe ser aclarado. La primera impresión es de que en el expediente no hay nada nuevo, y la segunda, que fue una jugada de distracción, de entretención. Una tomadura de pelo a una población que no solo lee al revés, sino entre líneas

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