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FUERA DE CÁMARA

El golpe del 1963

El profesor Juan Bosch asumió el poder el 27 de febrero de 1963. Dos meses antes -el 20 de diciembre de 1962--, había ganado las primeras elecciones libres después de la tiranía trujillista con el 61 por ciento del sufragio nacional derrotando a la Unión Cívica Nacional (UCN), a su candidato Viriato Fiallo y a la oligarquía derechista que obtuvieron el 37 por ciento de los votos. Cuatro meses después, en el mes de junio, se iniciaron las “marchas de reafirmación cristiana” que recorrieron todo el país proclamando que el Presidente Bosch era un renegado de la Fe Católica y que su gobierno contaba con los auspicios del comunismo internacional. La agitación radial de la época la encabezó un periodista de derecha con antecedentes familiares democráticos que recién acababa de regresar del exilio anti trujillista, Rafael Bonilla Aybar -Bonillita--, junto a otros personajes de similar plumaje a quienes la tolerancia extrema de Bosch abrió las puertas para una conspiración de gran calado que torció la historia y costó toneles de sangre y dolor y luto que aún perduran. La sedición alentada por aquellas “marchas de reafirmación cristiana” finalmente se salió con las suyas y en la madrugada del 25 de septiembre de 1963 los conspiradores entraron al Palacio Nacional por la puerta del patio para deponer el gobierno más democrático y honesto que ha tenido el país en toda su historiaÖ

... La aventura, sin embargo, no les duró por mucho tiempo. Diecinueve meses después, el 24 de abril de 1965, el pueblo reclamó lo que le pertenecía y los conspiradores, empezando por Bonillita, fueron los primeros en abordar los helicópteros de las tropas interventoras que los llevaron a un guardacostas USA anclado en el Placer de los Estudios para transportarlos al zafacón de la historia.

... Analogía oportuna Hay aspectos de las ocurrencias históricas registradas hace 54 años que motivan un ejercicio memorioso para una analogía objetiva y desapasionada con la situación política actual: -El resultado de las elecciones de 1962 y de 2016 fue casi el mismo: 62 y 61 por ciento de los ganadores contra el 37 por ciento de los perdedores; -Los derrotados, tanto en 1962 como en 2016, denunciaron las elecciones como fraudulentas y nunca reconocieron el triunfo de los vencedores; -En ambas ocasiones los partidos y agrupaciones derrotadas se unieron contra el gobierno por considerarlo ilegítimo en origen por ser producto “del fraude y las malas artes políticas”; -Se repiten 54 años después los “mítines de reafirmación cristiana”, denominados ahora “marcha verde” pero con similar propósito sedicioso; -Contra Bosch se publicó un manifiesto exigiéndole la renuncia del poder “por inepto y comunista”, lo mismo que hace ahora contra Medina un grupo de “intelectuales” -todos dirigentes o promotores de la Marcha Verde-, atribuyéndole encabezar “un gobierno corrupto” que deja impune a los ladrones; y -Nada pasaÖ ni aquella vez ni ahora. La sedición sigue en lo suyo y ya sólo le falta llamar a un cuartelazo golpista.

¿Qué pito toca la izquierda? La remanencia de la izquierda ya no tiene ni pito qué tocar... En el proceso de 1963 estuvo al lado de la institucionalidad, y eso le costó la vida a Manolo y a lo más granado del 14 de Junio que se inmolaron inútilmente alzados en Las Manaclas... Lo que queda de ese movimiento idealista -si es que algo queda-, le hace el juego a la sedición, lo mismo que algunos periodistas “sacrosantos” que auto se ubican en la vanguardia profesional convertidos en los “bonillitas” de estos tiempos, algunos de ellos liderando la “Marcha Verde” ...

... Y tirando a la basura un pasado profesional alguna vez visionario y, sin ninguna duda, sin ambición económica...

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