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Pifia y respiro sondeo

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Luis Encarnación PimentelSanto Domingo

Las masas son complicadas y muy veleidosas por naturaleza, y de no ser orientadas y dirigidas por el peso de un liderazgo fuerte y responsable en la dirección y el objetivo correctos, son capaces de cualquier cosa, incluso de descarrilarse al precipicio o de cometer cualquier tipo de imprudencia que vaya en su perjuicio. Al Movimiento Verde, pese a la ola y su determinado éxito del momento, le falta alguien que piense con cabeza fría y con pies en tierra; le falta la plataforma política y tener clara la vía institucional para buscar que el poder cambie de mano y de color partidario. La precipitación en política no es buena consejera, por lo que los buenos estrategas han aprendido a jugar con el sentido de la oportunidad, que es muy importante, cuando no determinante para lograr el objetivo. (Emerson Soriano escribió hace poco que “intelectualidad y política no necesariamente interactúan productivamente, porque pudiera haber quien sea una cosa sin aptitud para la otra, o viceversa”). Por un adelantarse a los acontecimientos y pérdida de la perspectiva fue que, en evidente pifia política, llegó el documento de algunos intelectuales y ciudadanos pidiendo la renuncia del presidente Danilo Medina. Y la petición, por destemplada, creó todo un efecto contrario que se tradujo en el acto en un beneficio para el jefe del Estado, porque cuando menos lo esperaba, le llegó de golpe un respaldo de diversos sectores que estaba necesitando, debido a las críticas y ataques de la oposición y de organizaciones de la sociedad civil por el caso Odebrecht. Y lo cierto es que el señalado error, que algunos creen que Medina y sus estrategas deben estar agradeciendo, sirvió de “respiro” al gobernante, ante los ataques desde varios frentes. Al administrar su silencio y Medina solo llegar a pedir que lo dejaran trabajar, puede que el apoyo recibido de sectores sensatos que no quieren la alteración del orden institucional le alentaran a coger para Pedernales, donde anunció la construcción de un aeropuerto, un hotel y unas 3,000 habitaciones en Bahía de las Águilas, con lo que en términos de desarrollo en una zona deprimida de la frontera significaría “un antes y un después para el Sur”, a decir del ministro de Turismo, Francisco Javier García. Sin quererlo, el pedido de renuncia ha apuntalado al gobierno.

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