Tiempo para el alma
“Con la derecha y con la izquierda empuñamos las armas de la justicia, a través de honra y afrenta, de mala y buena fama. Somos los impostores que dicen la verdad, los desconocidos conocidos de sobra, los moribundos que están bien vivos, los penados nunca ajusticiados, los afligidos siempre alegres, los pobretones que enriquecen a muchos, los necesitados que todo lo poseen”. 2Cor. 6: 7-10.
Cristianos. Los tontos que toman la opción de la vida eterna, los borregos que siguen la Verdad, los “pasados” que creen en un futuro de esperanza, los “aguafiestas” de pies puestos sobre la tierra, los p...
que no buscan ventaja de las buenas obras, los necios que reclaman la equidad y denuncian los abusos, los traidores que no comparten la corrupción, los ilusos de la justicia, los difamados por los devastadores de reputaciones, los idealistas que aún creen, los aburridos sin vicios, los peones de la construcción del reino.
No importa cómo sean llamados, cómo seamos llamados, cada epíteto trae consigo la verdad del compromiso entrañable con la fe, cada insulto tiene intrínseca la práctica del bien y de la coherencia. Esa es la persona cristiana a la que estamos llamados a ser, sin importar las etiquetas y por encima de ellas.