UMBRAL

El obsoleto colonialismo

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APuerto Rico le han impuesto una junta de supervisión fiscal nombrada por el presidente de EEUU con plenos derechos sobre las decisiones fiscales y presupuestarias del gobierno puertorriqueño, lo que limita aún más el disminuido ámbito del gobierno colonial. Aunque los líderes no entienden esto como el inicio de un proceso de recolonización, lo cierto es que admiten el afianzamiento del estatus colonial de la isla aunque tienen claro que han vivido peores momentos y sus hombres y mujeres han mantenido la resistencia, desde la lucha armada iniciada por el doctor Ramón Emeterio Betances y su sueño de la unión antillana, pasando por Rubén Berrios y Oscar López Rivera, hasta cada uno de los ciudadanos que en más de un siglo han mantenido su identidad latinoamericana.

La latinoamericanidad de Puerto Rico ha sido una bandera que ondea en lo más alto del mástil como un grito incesante de reclamo a su soberanía, a la construcción de un Estado que se una al concierto de naciones libres de América Latina y el Caribe, y esto resulta así a pesar de que el quinto plebiscito de estatus arrojó unos resultados que merecieron titulares anunciando un aplastante triunfo de la estadidad con el 96% de los votos. Visto en frío, y sin que se conocieran los detalles, el triunfo del partido en el poder que promueve que Puerto Rico se convierta en un estado más de EE.UU., la consulta no vinculante revelaría que casi la totalidad de los puertorriqueños anhela ser estadounidense.

Pero no. La cuestión de los pormenores nos lleva al dato de que los partidos que no quieren la estadidad triunfaron porque el llamado a no participar en la consulta fue acogido por cerca del 70% de los ciudadanos y solo el 20% acudió a las urnas, y de ese magro porcentaje se alimentaron los titulares para proclamar el “aplastante triunfo” del ofi cialismo.

Esta última batalla en Puerto Rico me recuerda como subtituló Juan Bosch su libro sobre la historia del Caribe desde la llegada de los conquistadores españoles en 1492, hasta el arribo al poder de Fidel Castro en 1959, “El Caribe, Frontera Imperial”, donde se desataron todas las fuerzas coloniales europeas; aunque fue aquí también donde se inició la resistencia con el cacique Hatuey, un taíno nacido en la isla La Española, que siguió el esclavo africano Lemba en ese mismo territorio, brega que culminó en la isla con la primera independencia de América Latina y el Caribe, proclamada al Oeste en 1804 por Jean Jacques Dessalines.

Carlyle Corbín, miembro del Comité de Descolonización de las Naciones Unidas y experto en descolonización, ha afi rmado que es en América donde se registra la mayor cantidad de colonias, y Las Malvinas es otra de las tantas, por lo que la barrida del colonialismo debe ir desde la Patagonia hasta el río Bravo, para que tengamos pueblos soberanos compartiendo soberanía en la Patria Grande, en el gran pueblo que nos da identidad, hermandad y que se abrirá espacio, como de hecho se está abriendo, en el nuevo esquema globalizador para que nos convirtamos en una región próspera con sociedades justas construidas desde la integración comunitaria.

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