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911: Otra salida

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Luis Encarnación PimentelSanto Domingo

Cada uno en su renglón, pero la realidad es que el importante servicio del 9-1-1 se parece mucho en términos de utilidad y necesidad de la población, al del Metro de Santo Domingo, que los ciudadanos de aquellos lugares que no lo tienen lo quieren y lo demandan a las autoridades. Justamente, fue lo que entendió e hizo el finado síndico de Santo Domingo Este, Juan de los Santos, al gestionar y conseguir con su amigo el presidente Danilo Medina que, aunque aportando los recursos a cuenta gota, se iniciaran los trabajos de la segunda línea del moderno sistema de transporte público de pasajeros que debe ir hasta San Luis, todavía sin concluir. El 9-1-1, que sin importar costo y solo valorar los extraordinarios aportes ciudadanos, está proyectado para que ofrezca sus servicios en corto tiempo en Santiago y en otros lugares, debe ser extendido cuanto antes a todo el territorio nacional.

Ya la presencia de estos auxiliares a la población ante cualquier situación de emergencia es vital, por lo que no se puede escatimar esfuerzos y hacer magia para que aparezcan los recursos necesarios para completar o hacer general este servicio. El tema sería la fuente de donde deberían ser sacados los recursos que se necesitan, sabiéndose lo comprometidos que ya están los fondos asignados en el Presupuesto Nacional. Pero así como hay de por medio una necesidad de tipo institucional a tomar en cuenta, así mismo hay que ser cuidadoso y muy prudente a la hora de buscar o de ubicar la fuente de la que habrían de provenir los fondos públicos que se necesitan para ampliar el servicio del 9-1-1.

Preferiblemente, deben ser contemplados en el Presupuesto y Ley de Gastos Públicos, haciendo los ajustes y “malabares” acostumbrados de la gente que maneja los números en el Gobierno, generalmente con serios dolores de cabeza encima cada año, porque las demandas de las instituciones siempre son mayores que las disponibilidades.

Pero es ahí, en el marco de la limitación y la precariedad, donde debe jugar su rol estelar la creatividad y la prudencia, a fin de encontrar una salida, pero sin afectar ningún sector sensible o dar pie a buscar un remedio que sea peor que la enfermedad... Como pudiera ser el caso -y parece que sí- de la pretensión de establecerle un nuevo gravamen a las telecomunicaciones, de por sí con un montón de impuestos que colocan al país en sexto lugar entre los que ofrecen los servicios más caros, para disponer de los fondos necesarios para ampliar el radio de acción del 9-1-1. Sería una salida, si al final el consumidor, como ocurre siempre, no fuera quien terminara pagando el nuevo impuesto.. ¿Y los beneficios de las ARS?

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