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EL BULEVAR DE LA VIDA

“La mejor forma de decir es hacer”

“ZAPATERO A TUS ZAPATOS”

Desde noviembre de 2003, a penas 15 meses después de haber asumido como primera dama de la República, Margarita Cedeño Lizardo de Fernández entró al exclusivo club de los Top 5 de las preferencias electorales nacionales y al de los Top 3 de las preferencias electorales de los peledeístas, y desde entonces allí sigue. ¿Qué puede explicar tal fenómeno de popularidad y reconocimiento durante casi doce años, a pesar del firme rechazo a su figura y carrera políticas entre más de un miembro del CP de su PLD? ¿Cómo explicar que la doctora continúe en estos clubes justo en estos difíciles momentos de anti políticos y antipartidos? Entre muchas explicaciones posibles destaca la que resume la vieja expresión griega: “Zapatero a tus zapatos”. Y es que en lo esencial, lo de la Dra. Cedeño ha sido trabajar en lo suyo, hablar de lo suyo y hasta pensar y conceptualizar sobre lo suyo que no es otra cosa que su condición de servidora pública. Nada es más provechoso políticamente hablando, que hacer bien el trabajo encomendado, el servicio prometido. ¡Cómo aspira a Senador un mal diputado, a Ministro o Presidente un mal Vice! Por ejemplo.

“HARTO YA DE ESTAR HARTO”

Posiblemente sea Margarita el político dominicano que menos ha asistido a programas de radio y televisión a hablar de campaña, política partidista o querellas internas de su organización. Lo de la doctora ha sido siempre rendir más que una sopa de pobres, y apoyar, motivar, promover y solidarizarse con quien corresponda. En un alejado último lugar de sus prioridades (y no como entrevistador lo lamenta) han estado sus comparecencias a los medios de comunicación en su rol estrictamente político partidario y electoral, justo lo contrario a lo que hacen muchos aspirantes a cualquier cosa, muy poco “aspirados” precisamente por eso. Y es que existe un hartazgo en la ciudadanía hacia ese político de profesión. que no tiene más discurso que el politiquero y partidario, el de la protesta sin propuestas, el del insulto por no carencia de argumento. De algo ha de servir a los políticos dominicanos de cualquier color el fenómeno de esta sobreviviente del machismo leninismo nacional. Tal que, pasan los años, llegan malos tiempos, y ahí sigue la doctora en lo suyo. Aspirada como pocos, prefiere hablar de soluciones antes que de aspiraciones, convencida quizás de que las soluciones (el trabajo duro y sin horario, la solidaridad, la eficiencia y el discurso aterrizado y coherente) son las que conducen a las aspiraciones, a ser aspirado por los demás.

“LA IMPORTANCIA DE LLAMARSE ERNESTO”

Aunque todavía en pequeño, en ese PRD-Mientras tanto que es el PRM también existe la versión del político como servidor público que Margarita Cedeño representa. Hablo de quien hace apenas cinco años era un inexperto joven, dinámico y emprendedor con más ganas que dones o carisma y un discurso político más limitado que un machista en la cocina. Pero prudente y trabajador, decente y bien criado, organizado y parsimonioso. Casi tímido y discreto, así llegó David Collado a la política, evidenciando “la importancia de llamarse Ernesto”. Diputado desde 2008, en las elecciones de mayo 2016 vio como se unían “el hambre con las ganas de comer”, con una incondicional y poderosa mano amiga, más el aloque full de un PLD tirándose a matar de tantos éxitos... y entonces ocurrió: Ganó la alcaldía del Distrito Nacional. Tuvo mucha suerte, pescó en el río revuelto de los morados, pero la suerte le encontró trabajando. Justo y como ocurre con las apariciones de Cedeño de Fernández en los medios de comunicación, de cada 10 fotos/tomas en las que este político aparece, nueve le presentan trabajando en lo suyo, lo que significa que una vez más los griegos tienen razón... “Zapatero a tus zapatos”, y para confirmar lo anterior, mis amigos de New Link me envían los resultados de una encuesta de abril de este año donde el 78 por cientos de los residentes en el Distrito Nacional valora como positiva la gestión de su alcalde. (Yo que Luis Hipólito, Guillermo o Ito me preocuparía). Con su permiso.

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