EN LA RUTA
Perverso y malicioso
El informe anual de la Comisión Interamericana de los Derechos Humanos (CIDH) donde se acusa a República Dominicana de discriminación racial contra personas de ascendencia haitiana, constituye una nueva agresión de la entidad creada en 1959, y que por cierto ya no tiene razón de existencia.
En lo que ha sido una práctica reiterada, la CIDH arremete contra nosotros incluyéndonos por primera vez en el capítulo cuarto, numeral B del referido informe, donde se colocan aquellos países que a su juicio violan de manera masiva, grave y sistemática los derechos humanos, así como cuando se produce una ruptura del orden político democrático; factores que ninguno aplica a la realidad nacional.
Que la CIDH insista en tildarnos de xenófobos y que siga acusándonos de practicar deportaciones, despojo de nacionalidad, expulsiones, operativos migratorios y expulsiones colectivas sin documentar ningún caso, en una bajeza inaceptable que tiene su génesis en la sentencia 168-13 y la Ley 169-14 que fijan pautas y regulan nuestros temas de nacionalidad y migratorios, que la Comisión se resiste a entender y mucho menos a aceptar.
República Dominicana ha sido el mejor amigo y el mejor vecino que ha tenido Haití al que le hemos dado la mano en materia de salud, trabajo, educación, soporte alimentario y hasta un plan de regularización, con prórrogas incluidas.
A diferencia de una parte de la comunidad internacional que por los haitianos solo mueve un dedo si es para beneficiarse de su desgracia, nosotros sí hemos sido solidarios con la triste realidad que se vive al otro lado de la frontera.
El informe de la CID, que se dio a conocer el mismo día en que los cancilleres dominicano y haitiano anunciaban un fortalecimiento de la relación bilateral, es perverso y malicioso ya que busca crear cizaña entre dos naciones que han decidido transitar en armonía y respeto su condición de colindantes.
Preocupa y mueve a suspicacia que este ensañamiento de la CIDH se produzca justo cuando las tropas de la Misión de Estabilización de las Naciones Unidas en Haití (MINUSTAH), apostadas desde 2004, se preparan para abandonar el territorio haitiano y cuando República Dominicana ha anunciado un reforzamiento de sus controles fronterizos. Pareciera como si esa postura fuera parte de algún plan macabro.