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FUERA DE CÁMARA

De “capaperros”

Las guapetonadas de Abinader en solidaridad con el llamado movimiento verde pudiera tener sentido si el propósito fuera agenciarse el apoyo de los grupos antisistema para acudir como su candidato presidencial en las elecciones de 2020 aglutinando alrededor suyo a una amplia franja de la oposición radical...

... Pero resulta que esos grupos de la sociedad civil lo aborrecen con similar pasión que a Danilo, que a Leonel, que a Hipólito, que a Miguel y que al resto del liderazgo tradicional. Porque el propósito es acosar y derribar el sistema más que al gobierno actual.

La cortedad de mira del partidismo tradicional contestatario al gobierno no le permite ver la trampa de ratones en que está cayendo y mucho menos se percata de que las primeras víctimas serán los aspirantes presidenciales tradicionales que ceden su espacio de forma infantil.

Si se observan detenidamente las expresiones más comunes en las marchas que se vienen organizando “contra la corrupción y por el fin de la impunidad”, a simple vista se aprecia que el rechazo es a la clase política en sentido general, y en los carteles aparecen los nombres y las imágenes de los principales partidos y sus líderes, sin ninguna excepción.

El más hábil de los líderes tradicionales ha sido Hipólito Mejía, que sin descalificar las movilizaciones populares se ha mantenido en la distancia tal vez convencido como ningún otro en su partido PRM que ese movimiento verde conspira contra la consolidación de una opción opositora capaz de derrotar el continuismo peledeista.

... Pocos lo advierten Otros sabuesos de largo trajinar opositor también se han alejado del llamado movimiento verde al advertir que en este momento el mayor peligro de la oposición no es el gobierno ni el PLD sino la movilidad social que comenzó a incubarse en ese ruido de la calle bajo una consigna atractiva como la lucha contra la corrupción.

¿Puede alguien suponer que dirigentes políticos que pasaron por el poder en los últimos 50 años --reformistas, perredeistas hoy en el PRM o peledeistas--, tienen fuerza moral para invocar el principio de la no corrupción como propuesta de gobierno?

Si todos han pasado por el poder desde que se reinstauró la democracia en 1961, todos tienen techo de cristal y en consecuencia no pueden tirar piedras al vecino.

Lo que sí pueden hacerlo --y lo están haciendo--, son los grupos antisistema que se han apoderado de la consigna contra la corrupción. Han devenido, por vía de consecuencia, en adversarios de todos los partidos del sistema, incluyendo a los dirigentes “cacos de maco” que hoy les hacen el juego para terminar en Najayo con pantalones cortos.

¿De quién se nutre...? Está claro que la fuerza social que se nuclea con los verdes se nutre principalmente de los partidos tradicionales, mayormente de la oposición que concentra el descontento contra el gobierno. El PLD terminará unido alrededor de sus principales figuras porque nada unifica tanto a un partido en el poder como cuando la amenaza externa es común a todos los grupos.

Danilo Medina y Leonel Fernández pueden tener contradicciones internas, pero ante la amenaza de una fuerza beligerante que conspira contra la supervivencia política de ambos, terminarán tan unidos como en su mejor época de utopías boschistas.

En la medida en que aumenta el ruido de la calle, se percibe menor tirantez interna en el PLD, e incluso ha comenzado a hablarse de un necesario acuerdo del liderazgo peledeista para encarar esas amenazas y responder con igual proporción los desafíos a que está sometido el gobierno de Medina.

Es obvio, partiendo de los últimos acontecimientos, que la oposición ha hecho un negocio de capaperros...

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