La perniciosa complicidad

El término pernicioso se vale de un adjetivo para describir todo aquello que provoca daños y perjuicios considerados de importancia. De modo, que cuando se dice que alguien es pernicioso alude a lo perjudicial que resulta en el ámbito que se desenvuelve.

Desde el momento en que las instituciones de la naturaleza que fuera nombran personas que arrastran el peso de su conducta perversa que es congénita, envían un mensaje errado a la sociedad.

Lo que llena de vergüenza ajena es el hecho de gente que se hace cómplice de esas inconductas, apoyando actitudes que riñen con los principios morales. Esta situación adquiere una mayor relevancia desde el momento en que no solo se brinda una incondicionalidad al pernicioso, sino que hasta se publicita señalando que se han cumplido con reglamentaciones aprobadas en el oscuro laberinto del hades putrefacto que alberga los acuerdos signados por la hipocresía y la vileza.

No es de extrañar toda esta parafernalia que ha sido proclamada a los cuatro vientos, por esto hoy gozan de mayor aceptación en el gusto de la gente los protagonistas narcos, contrabandistas y malos que resultan atractivos en los medios de difusión masiva

Pero esta terrible experiencia que se vive hoy, no se daría de no contar con la triada perniciosa compuesta de personajes que sólo buscan perpetuarse en cargos o puestos de cierta incidencia social, sin importarles el precio que tengan que pagar por esto, y ajenos a que un día tendrán que rendir cuentas cuando el fantasma de la mezquindad desaparezca de la madriguera de fariseos. A fin de cuentas como dice un querido compadre los mochos se juntan para rascarse.