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Los partidos y la sociedad

He dicho con frecuencia que los partidos políticos son el producto de la sociedad en que operan y que ésta es el resultado de la forma en que produce sus riquezas; así, por ejemplo, la sociedad primitiva que vivía de la caza y la recolección de frutos, no podía estar ni estaba estructurada como la esclavista, y ésta no funcionaba como la feudal, ni la feudal como la capitalista mercantil, ni la mercantil como la industrial, ni la industrial como la post industrial que , obviamente debía ser diferente a la llamada post capitalista o del conocimiento.

Pero las sociedades tienen una base familiar compuesta por aquellos individuos cuyo ser social determina como piensan y actúan. De esta realidad material que pare fenómenos espirituales capaces de moldear las bases estructurales de las religiones, la moral y la ética: la cultura, nacen las unidades que conforman el tejido de la sociedad que derivan en organizaciones, como los partidos políticos, de genotipo y fenotipo parecido a la información que el Ácido Desoxirribonucleico suministra al conglomerado que combina bienes materiales y fuerza de trabajo para disponer de los elementos que le permitirán vivir y dominar la naturaleza para ponerla a su servicio.

La dominicana es una sociedad que saltó del primitivismo taíno al capitalismo tardío, sin saborear la esclavitud, en el sentido estricto de su palabra, porque la que tuvimos fue patriarcal en donde el conuquismo y el cimarronaje vacuno no permitieron la acumulación de capital ni en su estado originario durante más de 4 centurias cuando extranjeros comenzaron a hacer de la caña una materia prima para el balbuceo que nos llevaría hacia el establecimiento de una burguesía que, hoy, se debate entre dominante y gobernante mientras el mundo avanza hacia la producción con inteligencia artificial.

La arritmia histórica de nuestra sociedad choca con el acelerado avance de las tecnologías de la información y la comunicación, entonces conectados los incluidos que se encuentran entre los hijos de burgueses y pequeños burgueses de los que no son de las capas pobres y muy pobres, demandan de los partidos políticos acciones que son banderas de lucha parecida a la de individuos de sociedades desarrolladas, mientras los excluidos, con sus problemas de tipo existenciales, se anclan a demandas del pasado relacionadas con los esfuerzos por la subsistencia.

Esta dualidad plantea la coexistencia de dos sociedades que exigen a los partidos políticos de acuerdo al nivel de conciencia que le ha generado su condición material de existencia. Por ello se confunden las voces que, por un lado reclaman un mendrugo para no morir y, por el otro, demandan ideas, planes y proyectos; participación, oportunidades. Unos piden el pescado y otros la caña para pescar, lo que representa un reto para el liderazgo de los partidos en donde se expresa también esta realidad social porque su composición no puede estar al margen de la sociedad que nutre su militancia y dirigencia.

Ahora bien, conocer a la sociedad debe ser una condición indispensable para los que dirigen, porque los que conducen masas lo hacen para encaminarlos hacia un proyecto de sociedad que pudiera ir en una dirección o en otra, todo dependerá de la orientación ideológica que siempre estará ligada a la visión del mundo que tengan estos conductores de masas.

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