PENSANDO
“Delcy”
El pasado lunes, recién llegado de la Segunda Etapa del Clásico Mundial de Béisbol, recibí la infausta noticia de la desaparición física de Delcy Yapor. No tuve el privilegio de conocerla, pero el dolor nos llegó a todos por igual, tratándose de una mujer formada en el cristianismo y apegada a los preceptos familiares. En un ambiente de inseguridad, donde el sistema de justicia de los hombres que componemos esta sociedad no funciona, solo podremos encontrar una respuesta consoladora en la Justicia de Dios, en la que ella creyó. La paz de la sociedad depende de la justicia y la felicidad de los hombres de poder gozar en paz de sus valores espirituales y sus posesiones materiales. Con profunda reflexión, al margen de posiciones políticas y sin tomar la justicia con nuestras manos, es momento de enfocarnos en que solo la educación, no de un simple pensum académico, sino la educación que emana de una formación en valores, podría llevarnos a lograr la seguridad de la familia, combatiendo el bombardeo sistemático a que estamos sujetos en los medios, por la inversión de valores. El crecimiento en la educación no se mide en infraestructura, se mide en la medida que los actores sociales entienden el comedimiento y el respeto a las normas éticas, para crear el respeto entre nosotros mismos y con él, una mayor valoración del respeto a la vida. Cuando vemos la distorsión que existe por la injusta repartición de las riquezas y el maltrato físico de género, nos preguntamos, ¿hacia dónde camina una sociedad donde una de cada cinco adolescentes entre 15 y 19 años, está unida a un hombre diez años mayor que ella? De acuerdo a los resultados de estudios del plan internacional en su capitulo Rep. Dom., el “matrimonio infantil forzado” se deriva de la violencia intrafamiliar y la oportunidad de negociación que establecen las familias para salir de la pobreza. Es una muestra de cómo la conformación del núcleo familiar se estimula a cambio de dinero u obsequios como vehículo de prostitución. Entonces, ¿dónde está la educación para combatir el flagelo de la exclusión económica y el hacinamiento causante del matrimonio infantil forzado? El resultado de estos estudios es parte de la inseguridad que hoy vivimos, provocada por individuos que no están preparados para dirigir un núcleo familiar que a la postre se convierte en generadores de personas mal orientadas que reaccionan violentas por la falta de entendimiento de los preceptos básicos de convivencia. Perdemos en las calles a Delcy en un acto ligado a la carencia de educación de nuestra sociedad. Solo nos queda el consuelo de la Justicia Divina para aliviar el dolor de su familia y poder entender el compromiso que tenemos dentro de una sociedad que colapsa por la falta de orientación.