Parqueada legislación tránsito

En par de ocasiones he avizorado guaguas de la Universidad Autónoma de Santo Domingo carentes de placas y además conducidas por choferes osados. La agresividad de los conductores de vehículos pesados no es privilegio uasdiano pero la violación de la ley es atributo de sus autoridades.

Una de las guaguas sin matrícula tiene un bonito letrero donde se lee que además de ser de la universidad pública está asignada al Consejo universitario. Debe ser un vehículo para transportar al personal del organismo de gobierno porque los jefes no viajan en buses.

Los académicos son civiles por tanto deben ajustarse a las disposiciones legales. Hay instituciones militares y policiales que fabrican sus propias matrículas pero no se discute con quien tiene el fusil. Los académicos son civiles por tanto deben ajustarse a las disposiciones legales. Hay instituciones militares y policiales que fabrican sus propias matrículas. Ellos tienen el fusil.

Lo que ocurre es que en esta maraña de acusaciones y afirmaciones en torno a la corrupción parece estar atrapada la nueva ley de tránsito. Le roba tiempo al funcionarato, y los agentes del orden ahora están pendientes de los aumentos del salario.

La legislación aprobada consta de unos de 300 artículos y derriba una parte de las botellas e instituciones disfuncionales creadas para favores políticos más que para organizar el negocio del transporte.

De repente funcionarios gubernamentales quedan sin empleo. Como ocurrirá con el CEA que desaparecerá por un decreto. Hay que habilitar nuevas fuente de embotellamiento para alojar a los desprevenidos que apostaron en la campaña electoral y ganaron.

Es un sacudimiento estructural, que por abarcar tanto terreno podría provocar que todo quede como estaba.

La nueva ley de tránsito permitirá la privatización del sistema de transporte público. El metro y las guaguas tienen la pinta de ser un nuevo negocio privado con todo lo que implica. El gobierno se quitará de encima esa carga de invertir para favorecer a los pobres. Es una rutina consabida: abrir nuevas vías de enriquecimiento.

En todas las operaciones estatales hay sospecha de que las cosas se hacen para favorecer sectores poderosos. La coima, ese pago sin factura; el enllavismo como el saldo de favores políticos van reburujados haciendo un alud que abate los buenos deseos y credibilidad.

En este momento político estamos con muchas medidas pendientes para acoger la nueva legislación del tránsito que hasta organiza el motoconcho.