IDEANDO
Ayer y hoy en la publicidad
En los años 70s y 80s, los comerciales de radio se producían en base a habilidad personal, a trucos e ingenio de sus realizadores.
Los músicos, los cantantes, los técnicos, no contaban con tantas facilidades para producir piezas musicales para publicidad.
Los recursos eran escasos y rústicos. Tanto el tipo de material (cinta) que se empleaba, así como el tipo de equipo donde se grababa, estaban muy lejos de lo que existe en la actualidad. También eran escasos los jingleros: Rafael Solano, Jorge Taveras, Dany de León, Guillo Carías, Bienvenido Bustamante, Milton Peláez, fueron precursores en la materia y eran los más demandados en los años 70s. Luego, en los 80s y 90s, vinieron Carlo Mario Echenique, Dioni Fernández, Pedrín García, Manuel Tejada, Juan Luis Guerra, Luis José Mella, Alex Mansilla, Rando Camasta, Jochy Sánchez, Rafelito Mirabal, Víctor Víctor, entre otros, y tomaron la rienda del negocio de producir jingles.
El costo de producción de un jingle al fi nal de los 60s y en los 70s no excedía los 300 ó 400 pesos.
Luego en los años 80s y 90s su precio oscilaba entre RD$4,000 ó RD$5000 . Antes, como ahora, su valor dependía de los recursos que intervinieran en la producción de la pieza. No existía el sintetizador para esa primera etapa y los arreglos se escribían para ser interpretados por músicos en vivo. Posteriormente, es decir en los años 90s, la aparición del sintetizador facilitó y abarató el costo de los jingles que se producían en base a este equipo.
Para esa época, una cuña en un espacio de alta recepción oscilaba entre 50 y 60 pesos comisionables por la agencia.
En esos tiempos las noticias contaban con un gran público.
Tanto así que los programas estelares de muchas estaciones radiales recibían su más importante facturación vía los noticieros.
Hablo de Radio Mil Informando, Noticiario Popular, Noti Tiempo, Radio Reloj Nacional, entre otros. Estos eran bastiones de popularidad a nivel nacional.
Incluso, sus locutores eran fi - guras renombradas en muchas instancias sociales del país.
Y algo muy importante: todos los públicos eran impactados por estos espacios. De ahí que la segmentación radial no era necesaria. Además, hombres y mujeres seguían las informaciones que se difundían a través de dichos espacios.
En esa época todo el mundo leía, escuchaba y veía lo mismo.
No había opciones.
La razón por la que estos espacios noticiosos adquirieron tanta preeminencia obedecía al hecho de que la gente dependía mucho de ellos para informarse instantáneamente. Las estaciones orientadas hacia el concepto informativo realizaban reportajes desde el lugar de los hechos que le imprimían actualidad al medio. Estos espacios poseían una cantidad de reporteros a nivel nacional que mantenían informada a la ciudadanía en términos de noticias. La avidez de información era latente porque no existía otra forma de estar al tanto de los hechos que no fuera a través de este medio.
Los noticiarios radiales concluían su jornada de trabajo los viernes y los periódicos los sábados. A partir de entonces quedaba un vacío importante de noticias y el lunes pasaba a ser el día esperado para informarse.
Realmente, los noticieros constituían la única fuente inmediata de información fresca, puesto que realizaban varias emisiones al día que actualizaban la noticia.
Se producía una emisión en la mañana, una al mediodía y otra en la tarde, amén de los boletines que se difundían durante el resto de la programación.