Utopía periodística

El periodismo con su gran fuente en la investigación nos lleva a situaciones que desenmascaran la irrealidad del mediatismo; y digo esto porque en otrora, la simplista versión que tenía el ciudadano común de un mundo dividido entre “buenos y malos”, en el que unos y otros respondían a principios quizá equivocados pero asumidos con sinceridad, fue cambiando por una realidad en la que los periodistas e investigadores independientes le perdieron el respeto a quienes no lo merecían y fueron señalando que “malos y buenos” tenían sus acuerdos, que el destino de pueblos y naciones se decidía por razones estratégicas y económicas, con el triste resultado de que no importaba cuántos millones de vidas se perdían o cuántas libertades fundamentales se pisoteaban; lo que en definitiva convertía a gente de “a pie” en víctimas propiciadoras de mentiras envueltas con el celofán de grandilocuencia, patriotismo y el altruismo y nobleza celestial. Pensando en estos conceptos debemos practicar el ejercicio periodístico, siempre y cuando no nos merezca crédito lo que nos llegue a través de politiqueros, instituciones y grupos mediáticos, ya que con la experiencia que nos da el tiempo en los medios, debemos asumir una actitud sensata en que la desconfianza y el poder de la denuncia sean nuestra mejor arma. Presentemos pues con veracidad las evidencias de las reales intenciones de los que no cumplen con lo prometido desde el poder, y aunque esto conlleve a serios riesgos para quienes investigan y denuncian, lograremos dejar claras las reglas del juego en una sociedad que pueda real y efectivamente, exigir sus reivindicaciones y derechos en la medida del cumplimiento de sus deberes.

Mientras el mediatismo trate de envolver y distorsionar los principios que soportan las instituciones llamadas a proteger los intereses de la gran mayoría de los pueblos, en esa misma medida el periodismo comprometido con la verdad de la denuncia nos hará más indispensables para sobreguardar el patrimonio de todos. El compromiso sagrado del ejercicio periodístico es mostrar la realidad del mundo en que vivimos, la sociedad que entre todos hemos construido, y si después de conocer los hechos asumimos otra actitud, la responsabilidad recaerá en la independencia de nuestra propia conciencia.