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Se habla con frecuencia de las “visitas sorpresa”, que prefiero llamar “furtivas”, que realiza casi todos los domingos el presidente Medina, a pequeños productores agropecuarios. Sin embargo, agroempresarios y grandes productores, se quejan de que el Presidente le presta poca atención. Tal vez no lo han hecho formalmente, pero algunos de ellos me han manifestado que no le contactan para conocer de sus problemas. El presidente Medina debe mojarse bastante más para que su programa sea más abarcante y más confiable.

Estos sectores agroempresariales siempre han tenido mucho peso, pero el escenario internacional ha pasado de pactar a ganar y los acuerdos de libre comercio pueden sorprender a pretensos fuertes productores y agroproductores y convertirlos en débiles ante amenazas tan contundentes como la desaparición del mercado. Usted puede mostrar fortalezas ante ausencia de competidores, que precisamente ya no es el caso; por tanto, hay que arrimar esfuerzos conjuntos, entender la situación, armar equipos de hombres y mujeres experimentados con él al frente. Gente con capacidad de gestión, con talento, experiencia y lealtad, realmente gente clave. Pero el Gobierno luce un círculo íntimo en este aspecto.

Tiene sentido práctico más cercanía del Presidente con los grandes y medianos productores, tan diversos pero asociados en gremios ya consolidados en donde el esfuerzo es menor sin que ello debilite su programa de asistir a los más carenciados. Hay que poner el acento en todo lo que sea lo más inclusivo posible en el difícil sector. Este es un Gobierno reelegido, no luce cansado ni roto, por lo que es factible encadenar políticas públicas más participativas que son claves para soportar los huracanados vientos que nos esperan como consecuencia de los tratados de libre comercio.

El Gobierno ha sacado muy buenas ventajas, y hasta buenas notas con las “visitas sorpresas” (furtivas) aun los calificativos de escenografía política; que obedecen a una estrategia de politización: reelecionismo, populismo, clientelismo, presidencialismo, asistencialismo, y podrán tener de todo esto, pero tengo la convicción de que han influido las vivencias comarcales que desde niño él vivió y compartió de las duras jornadas de las ubérrimas y feracísimas comunidades donde creció como niño. En su discurso de jura al nuevo mandato lo conformó. Sí es destacable que no ha habido exclusión por partidismo político. De que sólo lo garantiza la buena fe y respetabilidad del propio Presidente, es cierto, pero la fiscalización no es garantía y, además, carece de un plan estratégico. Es decir, no tienen una delimitación clara de otros objetivos que no solo sean mejorar el ingreso rural a corto plazo; tampoco disponen de un organismo que tenga la capacidad de supervisar la calidad de los resultados, que extreme la supervisión para eliminar la sensación de inviabilidad del préstamo frágil.

El retorno y ser competitivos se hace difícil hasta en los productores que creemos poderosos ante los proletarizados asistidos por el Presidente, porque en su mayoría se verán amenazados por las desgravaciones progresivas de los aranceles y calidad de los competidores extranjeros. El presidente Medina podría pensar erróneamente que son autogestionarios, pero la mayoría tiene pies de barro. Es por ello que éstos desean iniciativas similares, no para la ayuda directa, sino por iniciativas de origen estructurales de más envergadura, que se contribuya a la adecuación, readecuación y reconversión productiva; los apoyos tecnológicos, la infraestructura rural, agroindustria, los apoyos mercadológicos, en fin, muchos inconvenientes de los cuales las visitas presidenciales servirán para conocer más de cerca estas peticiones agroempresariales.

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