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La educación en lo digital

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Margarita Cedeño De FernándezSanto Domingo

La irrupción de la tecnología en todos los aspectos de la vida, ha traído consigo un debate importante, al cual debemos prestarle especial atención. Como lo plantea Marc Prensky en su obra ‘Nativos Digitales, Inmigrantes Digitales’, “nuestros estudiantes han cambiado radicalmente. El sistema educativo que tenemos no fue diseñado para los estudiantes de hoy en día”.

El sector educativo enfrenta el reto constante de potenciar el uso de la tecnología en el aula de clases, especialmente en los sectores más vulnerables, donde lo digital aún no es común.

Los estudios realizados por la Sociedad Internacional para la Tecnología en la Educación (ISTE por sus siglas en inglés), presentan un estudiantado que casi en su totalidad está apelando a los recursos tecnológicos, para realizar los trabajos escolares. El uso de la tecnología ofrece un gran potencial para personalizar el aprendizaje y mantener enganchados a los estudiantes.

Si algo queda claro es que la inserción de los estudiantes en la sociedad de la información y el conocimiento, redundará en mayores oportunidades para que la ciudadanía global pueda cumplir los nuevos Objetivos de Desarrollo Sostenible, en el entendido de que el acceso a la información es un catalizador que aportará a la construcción de las capacidades de los ciudadanos.

En ese sentido, el sistema educativo, desde inicial hasta superior, debe transitar hacia un ecosistema casi totalmente digital, para que incluya a los más necesitados en la revolución digital, y así se beneficien las mayorías, de las bondades que promete esta Cuarta Revolución Industrial.

El Banco Mundial, en un reciente reporte titulado “Dividendos Digitales”, demuestra justamente cómo los sistemas educativos, a nivel mundial, han respondido de manera tímida al cambio tecnológico. En consecuencia, la dificultad de los recursos humanos de adaptarse a nuevas exigencias en cuanto a habilidades tecnológicas, disminuye sus posibilidades de competir en un mundo digital.

La adaptabilidad de los sistemas educativos es una cuestión global. Finlandia, el país que cuenta con el sistema educativo más admirable del mundo, utiliza muy poca tecnología en las aulas, puesto que la transición requiere grandes cambios en el currículo académico y en las habilidades del profesorado. Por eso, la recomendación de los organismos internacionales es que se inicie inmediatamente, con la implementación de las medidas que transformen los sistemas educativos actuales.

Ahora bien, en Finlandia, el 99% de la población forma parte de la Sociedad de la Información y Conocimiento por el nivel de desarrollo que exhiben, lo que representa un círculo virtuoso. Por eso, es en países como los nuestros donde tenemos una emergencia tecnológica educativa , que tiene que estar acompañada, obligatoriamente, de una sólida formación humana y de ciudadanía, que recaen en los hogares y en las escuelas.

Desarrollar habilidades tecnológicas desde el sistema educativo será el factor determinante para obtener dividendos sociales de la revolución digital. Si no hacemos la inversión ahora, es seguro que la desigualdad social y las brechas que la generan, se profundizarán aún más.

En el marco del proyecto República Digital, que el presidente Danilo Medina ha convertido en punta de lanza de una segunda ola de cambios en el sistema educativo, vamos a enfrentar un conjunto de retos que pueden inhibir el impacto esperado de las nuevas tecnologías en el aprendizaje.

De estos desafíos, el principal es propiciar un uso eficiente de la tecnología, para que los alumnos mejoren su nivel de aprendizaje en áreas tradicionales, a la vez que generan nuevas competencias digitales necesarias para las economías del siglo XXI.

Como muestran las experiencias de otros países, el enfoque debe ser hacia un uso guiado de la tecnología, que provea a los estudiantes y profesores, no solo de los equipos y la conectividad, sino también de los materiales y contenidos relevantes para el aprendizaje.

Esto requiere, como ha dicho Prensky, que los “inmigrantes digitales”, que se han formado fuera de esta revolución digital y que conforman la mayoría del profesorado dominicano, aprendan a hablar y entender el idioma de los “nativos digitales”, que son la totalidad de los estudiantes que conforman el sistema educativo. El proceso, aunque complejo, generará un país más inclusivo, y una sociedad cohesionada, con ciudadanos listos para competir en el mundo del siglo XXI.

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