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Tránsito = Desorden

El desorden del tránsito vehicular provoca el déficit económico y emocional más acuciante que padecen los dominicanos… Porque maltrata el escaso presupuesto de las clases bajas para quienes los pasajes pueden llegar a representar una cuarta parte del gasto familiar, mientras los dichosos que logran agenciarse un vehículo propio deben conducir en medio del caos y el desorden, con los nervios de punta.

El que sale a la calle en vehículo propio, como pasajero o como peatón, está arriesgando la vida desde que pone el primer pie fuera de su casa porque la República Dominicana tiene el récord de ser el país del mundo con mayor coeficiente en muertes por accidentes de tránsito sobre cantidad de habitantes.

La gente rara vez se detiene a pensarlo, pero salir a la calle puede llegar a ser la actividad más estresante y peligrosa que realizan diariamente los dominicanos… Una rutina intrascendente en cualquier parte del mundo.

De ahí la importancia de los anuncios que hiciera sobre ese tema del transporte el presidente Danilo Medina en su discurso de toma de posesión el pasado 16 de agosto, porque entre otras cosas se comprometió a crear un sistema de transporte público integrado a través de una alianza público-privada con autobuses alimentadores y tarifas unificadas para reducir el costo.

Por igual, anunció el Plan Nacional de Seguridad Vial para prevenir accidentes y resolver lo que --como le llamó el propio Presidente--, “una asignatura pendiente” mediante la creación de un Instituto del Transporte llamado a unificar todas las instituciones estatales que interactúan en ese sector conflictivo.

Esas medidas pueden contribuir al mejoramiento del tránsito en los grandes centros urbanos, agregando otras disposiciones regulatorias que ayudarían a la movilidad vehicular y darían seguridad en calles, avenidas y carreteras.

Por ejemplo, aplicar regulaciones para el uso de suelos, de normas municipales en materia de parqueos para empresas, plazas y comercios, construcción de estacionamientos soterrados y habilitación de estacionamientos en un solo lado de algunas vías controlados por parquímetros de pagos con tiempo medido.

Esas medidas reducirían los embotellamientos que se producen a todas horas en las calles internas del polígono central capitaleño así como en zonas periféricas de mucho activismo comercial y densamente pobladas… Pero también mejorarían la fluidez del tránsito al disponer un reordenamiento de las orientaciones de circulación en las principales vías del Gran Santo Domingo con carriles alternos en dirección contraria… Como sucede en casi todas las grandes capitales del mundo donde no se transita por calles en dos vías a menos que sean enormemente amplias.

Sin embargo, nada de eso tendría efecto si no se asume y se refuerza el principio de autoridad. El imperio de la ley y el estableciendo de un régimen de consecuencias es más importante que cualquier disposición, reglamento u ordenanza municipal. Para confirmarlo, basta observar la conducta de un conductor promedio: pasa el semáforo en rojo, viola el límite de velocidad y se estaciona en área prohibida… …Pero ese mismo individuo, cuando conduce en cualquier ciudad de Estados Unidos, frena en amarillo, anda cinco o diez millas por debajo del límite y prefiere caminar cinco cuadras antes que dejar su vehículo mal estacionado.

Es el mismo conductor con la diferencia de que en los países desarrollados quien viola la ley paga las consecuencias… Por aquí andamos pintando rayas en las calles, colocando conos para limitar los cambios de carriles y haciendo anuncios de planes pilotos con rimbombante palabrería… Pero nadie habla ni remotamente de la necesidad de reforzar el principio de autoridad y establecer un estricto régimen de consecuencias.

Por el contrario, el papelazo de la pasada semana fue ver cómo una fiscal se salió con las suyas cuando, expuesta a una multa, menospreció la autoridad de un agente de AMET que precariamente intentaba cumplir con su deber a quien le montó un espectáculo fingiendo una agresión que le costó al agente una medida coerción de un mes en la cárcel de Najayo.

El infeliz se vio prácticamente compelido a “conciliar” con la fiscal y hasta a pedirle perdón… Y no se acabó de fastidiar porque el video se hizo viral en las redes sociales provocando indignación en la sociedad que rechazó la altanería de la fiscal. Una barbaridad que sólo se ve en un país como este.

Mientras no se imponga la autoridad y se aplique con rigor un régimen de consecuencias, las buenas intenciones anunciadas por el presidente Medina para ordenar el tránsito se quedarán en eso… ¡En buenas intenciones!

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