El alcalde David

El escritor y político uruguayo José Enrique Rodó dijo: “El espíritu de la juventud es un terreno generoso donde la simiente de una palabra oportuna suele rendir en corto tiempo los frutos de una inmortal vegetación”.

David Collado, el alcalde de la capital Primada de América, Santo Domingo de Guzmán, se convirtió el pasado 16 de agosto al ser juramentado como jefe del gobierno local, el más importante del país, en el más joven de los políticos dominicanos en estos 50 años de vida democrática desde 1966 al 2016, en ser electo para esa posición. Un compromiso moral, social y de futuro para el ADN.

Sus primeros pasos durante estos 12 días de gobierno municipal que incluyen una visita puntual al presidente de la República, Danilo Medina, otra al ministro de Obras Públicas, Gonzalo Castillo, y varios encuentros con personas y sectores de gran interés social colectivo, como es el caso de la situación del mercado nuevo de la avenida Duarte que es todo un desastre de insalubridad, el mea culpa de la descomposición comercial, de tránsito y de arrabalizacion de una de las arterias comerciales más antiguas de la Capital; la Duarte con París, como consecuencia del descuido, abandono y del mal manejo de las alcaldías anteriores. Son en definitiva un buen punto de partida para David, el alcalde.

Todo luce indicar que la llegada de David Collado, a la alcaldía del ADN, un político joven con visión de Estado, podrá hacer con su trabajo emprendedor, un ejemplo de futuro para las demás alcaldías del país, y sobre todo si tomamos en cuenta que dentro de su programa de gobierno, está lo de la recogida de la basura nocturna, la protección de los cementerios, el respeto y conservación de las vías, y sobre todo la despolitización de los cargos y trabajos municipales.

¡Una tarea por ver cómo es que lo podrá hacer! David, el alcalde, sabe muy bien que él es un político con futuro, pero, también, un referente político para las jóvenes generaciones que puedan ver de su trabajo, de sus acciones y de su conducta moral, un ejemplo a seguir. “Eh ahí, su inmortal vegetación”.