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EN PLURAL

La simultaneidad necesaria

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Yvelisse Prats Ramírez De PérezSanto Domingo

Tengo varios “sombreritos”. Así llamo a las diferentes representaciones que asumo, como política, ciudadana y educadora.

Me los pongo y me los quito alternativamente y procuro que no desentonen, y se ajusten a la medida de mi cabeza, que alberga la capacidad de razonar, y evaluar críticamente sea cual sea el “sombrerito” que lleve puesto.

Este En Plural lo escribo con mi pamela de educadora, cuyas alas son tan anchas que ocupan el espacio más amplio, también el más antiguo, perfumado y preferido entre los otros. Tres temas llamaron mi atención de educadora estos días:

1. La Alfabetización de Adultos, que fue pasión en mis años como Ministra de Educación, 1982-1986; y que todavía me interesan vivamente.

2. Las Pruebas Nacionales, que ocuparon muchos años en mis críticas y propuestas, ahora Minerd las pone en duda.

3. La Tanda Extendida, puede ser positiva, pero como complemento en tiempo y nutrición, al aprendizaje, pero le convirtieron en lo que es una “sinécdoque educativa”, la parte por el todo.

Esos tres problemas deben ser visitados como “iceberg” que sobresalen denunciando la grave situación de todo el sistema educativo.

No aplico en su análisis, mucho menos para formular propuestas de corrección, las novedosas Teorías de la Complejidad, una visión que no compartimos quienes nos formamos dentro de la Teoría de Sistemas.

En el caso de nuestro sistema educativo, de su evaluación y de su reforma, no cabe utilizar sino el enfoque holístico, incluso más allá de los límites estrictamente pedagógicos, abarcando el contexto social, histórico y cultural dominicano.

El fundador de Fe y Alegría, dijo: “La igualdad social empieza por la igualdad educativa”. Cierto. Pero la dialéctica que completa el concepto volteándola: “La igualdad educativa empieza por la igualdad social”. Antítesis complementaria.

La educación NO ES NEUTRAL, lo he dicho y lo repito como un mantra. Cada modelo socioeconómico y cultural, genera el sistema educativo que conviene a sus fines, cuya filosofía se enraiza en la ideología que sustenta.

Cuando el sistema envejece y requiere mantener el control, la educación, que pudo ser reformadora en principio, se vuelve conservadora y coadyuva al mantenimiento del sistema en conjunto.

Aníbal Ponce fue uno de los educadores de izquierda que más contribuyó a resaltar ese papel conservador de la educación, y me convenció por un tiempo.

Hubo un momento en que sentí que mi profesión de maestra era inútil para lo que quería que sirviera: cambiar, a través de la educación, la sociedad dominicana.

Mi encuentro con Freire permitió morigerar mi radicalismo. Comprendí que no hay Yin ni Yang absolutos. Sigo creyendo en la inextricable relación entre los modelos social y educativo. La única forma de abordar el análisis y las propuestas sobre cada uno es hacerlo en simultaneidad: cambio en ambos sistemas.

Por eso, planteo que en la indispensable, y urgente, trasformación que hay que hacer, subrayo, a TODO el sistema educativo dominicano, hay que concebir a la vez un modelo de nación distinto al actual.

No puede seguirse formulando reformas educativas bajo campanas neumáticas, vale decir, aisladas en un vacío artificial de las carencias e injusticia del medio.

La Tanda Extendida, por ejemplo, que se vende como “solución” para que niños y jóvenes estén menos tiempo en las calles, protegidos de la droga y de la delincuencia, es un engendro piadoso o una concepción errada de lo que es EDUCAR.

Lo que debe lograrse con la presencia, prolongada o no, de los alumnos en la escuela, es que APRENDAN a vivir EN la calle, a ser fuertes en su interior para rechazar los vicios y los delitos, a conducirse en cualquier parte, estar orientados por una actitud ciudadana de acuerdo a la Ética.

Las escuelas de Tanda Extendida, que ni siquiera tienen un currículo definido, son ASILOS, no centros de formación integral. Y tampoco, será suficiente enseñar virtudes y buenas conductas, hasta tanto no exista un Estado promotor, nivelador de desigualdades que auspicie la creación de empleos dignos, la seguridad social incluyente y solidaria, el ejercicio pleno de los derechos humanos y ciudadanos. Entorno indispensable de un sistema educativo de calidad para todos y todas.

Y para animar a que el poder ciudadano se manifieste, y demande la simultaneidad de los cambios que necesita la República Dominicana, es que sigo escribiendo En Plural.

Pero como ven, no solo con mi pamela preferida puesta, sino encasquetados todos mis sombreritos, ese de educadora, el de política y el de ciudadana: ¡Simultáneos!

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