Tiempo para el alma

“Sembrad justicia y cosecharéis misericordia”. Oseas 10:12.

Si vamos a un diccionario de sinónimos en busca de algún concepto que sustituya a la palabra justicia, nos encontraremos con los siguientes: igualdad, equidad, probidad, imparcialidad.

Nadie, absolutamente nadie debe ser diferente de los demás ante los ojos vendados de la justicia. Todo, absolutamente todo aquel que haga justicia debe ser probo y ecuánime.

Si un juez favorece a una de las partes por razones de amistad, de poder, de soborno o por influencia de alguien superior que intervino en su decisión, entonces deja de ser justo. Lo mismo un fiscal cuando abusa de su posición o un directivo cuando tiene que tomar decisión respecto de las personas que trabajan con él o para él.

Mis queridas y queridos lectores, no hay justicia si no hay equidad; no hay justicia si no se es probo; no hay justicia si no hay un criterio de balance que tome en cuenta las circunstancias y los hechos objetivos.

Si no somos justos ¿con qué moral reclamaremos justicia para nosotros cuando la necesitemos? ¿realmente esperaremos misericordia si nos hiciera falta? Es el tema de la siembra y la cosecha.