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…Una ley aberrante

La suspensión de un embarazo -- cual que sea su naturaleza--, es tema difícil y complejo porque involucra desde aspectos religiosos y preceptos morales hasta derechos humanos y políticas públicas en materias de género, salud y educación.

Por eso a nadie sorprende la rispidez con la que ese debate ha permeado y dividido a la sociedad dominicana en los últimos años.

En el país ese tema --que tiene características universales--, cobró vigencia a raíz de la aprobación de un nuevo Código Penal en 2013 que posteriormente fue observado por el Poder Ejecutivo… El Código vigente data del siglo XIX y aborda la suspensión voluntaria del embarazo con absoluto anacronismo aplicando sanciones penales indiscriminadas e injustas.

Hace casi tres años debimos tener ese nuevo Código, pero una concatenación de errores y fallas procedimentales frustraron más de una década de esfuerzo legislativo… …El presidente Danilo Medina cometió un soberano error al observar el nuevo Código en lugar de promulgarlo y trabajar junto al Congreso en un instructivo o ley especial cuyo contenido dispusiera lo relativo a la suspensión del embarazo en casos de violación o incesto, malformaciones congénitas o cuando la vida de la madre estuviera en peligro.

Sin embargo, quienes ahora metieron la pata fueron los diputados al aprobar nuevamente el Código Penal suprimiendo el párrafo del proyecto original que establecía la necesidad de ese marco jurídico especial para la reglamentación de la interrupción voluntaria del embarazo bajo las causas citadas.

Y si los senadores ratifican ese disparate, al presidente Medina no le quedaría otra alternativa que observarlo nuevamente bajo los mismos argumentos en defensa de los derechos de las mujeres que utilizó en la observación anterior. Pero también para mantener la coherencia y no lucir arrodillado ante el chantaje y las amenazas del radicalismo religioso.

El proyecto que aprobaron los diputados constituye una vergu¨enza que en materia de derechos de las mujeres deja anclada a la República Dominicana en el año 1884 y como uno de los cuatro o cinco países del mundo que todavía criminalizan el aborto bajo cualquier causa.

Según la propuesta aprobada por los diputados, no sólo los médicos que practiquen abortos podrían ser condenados a penas de hasta 10 años de prisión, sino también que las mujeres que se los practiquen sufrirían cárcel de dos o tres años… ¡Una aberración acientífica que sólo puede ser incubada por la caverna religiosa! Se trata de una posición hipócrita y cínica, por demás irresponsable, de los legisladores que aprobaron esa barbaridad sucumbiendo al chantaje. Porque de convertirse en ley, ese código profundizaría la marginalidad y aumentaría el número de mujeres que mueren o pierden la salud al verse obligadas a practicarse abortos clandestinos en condiciones rudimentarias.

Algunos se preguntan dónde está la sensibilidad social de los diputados y de los prominentes miembros de la comunidad cristiana que celebran la aprobación de esta ley absurda. ¿Cuál fuera su actitud si una joven de su entorno íntimo quedara embarazada producto de una violación o de un incesto? ¿Qué harían si los doctores les comunicaran que esa persona puede morir por un embarazo indeseado…? Probablemente ni siquiera lo pensarían para llevarla a practicarse un aborto… Lo mismo que haría cualquier padre o madre de encontrarse en disyuntiva tan desagradable.

La diferencia tal vez sería el lugar dónde llevarían a su ser querido...

Jamás al mismo sitio donde se ven obligadas a ir las jovencitas que viven en la marginalidad. Irían donde algún médico amigo a una clínica de prestigio donde esa práctica es común para todo el que tiene con qué pagar el “prestigioso facultativo”… O viajarían a Miami o a Nueva York para unas “vacaciones familiares” o un “curso especial” para adolescentes y universitarios.

Los congresistas y voceros del extremismo religioso que aprueban tal iniquidad no tienen un mínimo de sensibilidad para ver proyectado el rostro de miles de niñas y mujeres dominicanas forzadas por la sociedad a mantener un embarazo no deseado o a poner en riesgo la vida y la salud al verse obligadas a suspenderlo de forma clandestina… ¿Qué le habrán hecho esas pobres mujeres a las clases políticas y eclesiásticas que olímpicamente les conculcan sus derechos de forma artera…?

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