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ORLANDO DICE

Los certificados de elección

SIN LA FOTO.- La fotogenia es importante para un político, y mucho más ahora que un buen afiche vale más que el mejor discurso. En ese sentido se me antoja que en foto un candidato electo de oposición, con su certificado en la mano, luce más contento que uno del gobierno. Tal vez porque son menos, o porque les dio más lucha ganar, o simplemente porque se lo gozan.

Y pensar que hubo ganadores que por disciplina de partido, o subordinación política, e incluso por tontería, no registraron la felicidad de ese momento. Un momento que no se da todos los días, sino cada cuatro años. Y que puede ser una vez, y nunca más. El PRM cambió luego la seña y los alcaldes y demás municipales pudieron retirar sus certificados de las juntas locales. Siendo así, o por ser así, el hecho puede interpretarse como una verdadera maldad a senadores y diputados, pues aunque pocos, se merecían celebración y el justo derecho de mostrar y compartir su ánimo contento. El certificado llegó de alguna manera, pero nunca será igual recibirlo de un miembro de la Junta Central Electoral que de un funcionario, aun cuando fuera el Secretario General del organismo…

EL MISMO DÍA.- ¿Cuándo decidió la dirección del PRM dar permiso para que los candidatos elegidos en los municipios recogieran su certificado? ¿Antes o después de que David Collado, alcalde electo de la capital, y Digna Reynoso, su vicealcaldesa, se manejaran por la libre? Anda el chisme, pero como chisme, chisme se queda, de que Luis Abinader y Collado discutieron por la desobediencia. Sin embargo, y es lo importante, queda la contradicción. El mismo día que Collado y Reynoso fueron a la Junta del Distrito Nacional a retirar sus títulos, en el parque La Lira se celebró una especie de Tremenda Corte que condenó a Tres Patines a 30 años de cárcel, aunque con el acusado ausente. Roberto Rosario vía esa decisión se convirtió en un prófugo de la justicia electoral oficiosa. Igual que a los muchos que se les dictó medida de coerción y ahora no aparecen ni en los centro espiritistas. Si a relajarse va, que todo sea relajo, pues todos siguen tan campantes como el famoso escocés…

O ESTA O AQUELLA.- Aun cuando la dirección del PRM se reúne, y la semana pasada se fue de lunes a domingo, parece no existir una línea política clara. Las jornadas fueron memorables, incluso hubo una que se inició temprano en la mañana y terminó entrando la noche.

Fueron de discusión abierta sobre los puntos a considerar en la ley de partidos, e incluso hubo tiempo para analizar algunos aspectos de la recién pasada experiencia electoral.

Sin embargo, la táctica le enreda los pies a la estrategia, y las dos se van al suelo. Se permitió a los candidatos electos en la boleta municipal recoger sus certificados, con lo que –en cierto modo– se arreglaba la carga en el camino.

Fue como dejar atrás el chisme electoral y asumir otras tareas, o por pendientes, o por necesarias. La verdad que no, ya que a poco se le dio apoyo político a un convite de artistas populares, cuya finalidad era expresar con música y canto lo que ya se conocía por otros medios. No se tienen detalles de la actividad, pero su rentabilidad en todo caso sería dudosa, pues no tiene sentido insistir en el fracaso…

EN EL MUNICIPIO.- No puede alegarse fraude si los alcaldes y regidores buscaron sus certificados en las juntas municipales, e incluso se les orientó respecto a la conducta observar en los ayuntamientos, cerrando ese capítulo. Si quedó claro que en la boleta municipal el que ganó, ganó, y el que perdió, perdió; no pueden permitirse los ruidos que se suponen superados. No pueden existir dos líneas, como se da a entender. La de Andrés Bautista por un lado autorizando la recepción de certificados y la de Manuel Jiménez por el otro manteniendo viva la protesta. La circunstancia impone y lo inteligente es acogerse a su mandato. El momento es de luchar por la institucionalidad en los municipios, ahora que deberán escogerse los bufetes directivos de las salas capitulares, del mismo modo que se intenta evitar que el partido de gobierno o el gobierno mismo aprovechen en demasía el resultado electoral. En los ayuntamientos existía una regla de oro, y era de respeto a las mayorías individuales. No si no se ponen a tiempo las cartas sobre la mesa, ese orden podría perder vigencia, y con lo bueno que era…

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