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ORLANDO DICE...

La OEA, reclamos y protestas

OEA CON TAQUILLA.- La OEA produce taquilla, o como se decía en otros tiempos: “aquí cualquiera viene y halla”. La reunión es excluyente: Ni Venezuela ni Haití en los debates, pero convierte a Santo Domingo en la capital de América por tres días. Y crea un escenario de reclamos y de protestas de propios y extraños que resulta admirable por la libertad y la diversidad. Manifestaciones contra Nicolás Maduro y manifestaciones a favor del mismo Nicolás Maduro, pues los venezolanos guardan la forma, pero no renuncian a su derecho a defender o luchar por una Venezuela igual y diferente. Y la agenda LGBT, que no solo fue cosa del domingo, y que sin duda divide el país. Las iglesias, que antes eran fuentes de resignación, no se resignan ellas mismas, ni aceptan que los tiempos cambian. Que el hombre ahora tiene frente, pero también espalda. Pero así se va, de a poco y de a mucho. Una OEA con dos asambleas, una en el Centro de Convenciones de la Cancillería, y otra en la calle. Incluso provocando más emoción la primera que la segunda, pues adentro tiene rubores que ocultar, pero afuera hasta Montesinos, el de la estatua, le vocea...

ENTRE DOMINICANOS.- La Asamblea de la OEA no podía pasar desapercibida y ajena a la situación política del país, mucho más que el organismo participó en la observación de las pasadas elecciones nacionales. Los ex candidatos tomaron un turno y fueron a visitar a Luis Almagro, el hombre del cabello revuelto, con el fin de ponerlo al tanto de ocurrencias recientes. Llevaron a su decir las pruebas del fraude colosal de que fueron víctimas. El caso es único, pues quieren que la OEA vea lo que tuvo oportunidad de ver y no vio. Todavía más. Ponen a la OEA frente a su propio espejo, pues incluyen en el documento, para sustentar posición y reclamo, algunas de las apreciaciones de sus comisionados. Ahora falta ver si la OEA responde como organismo, ya que tiene pendiente un informe más elaborado, o lo hace Almagro de manera personal, pues el secretario general es un personaje de su propia historia, y lo demuestra a diario, graduándose de protagonista summa cum laude en cada ocasión que se le presenta...

MENOS UNO, MENOS DOS.- Nadie conoce el pensamiento íntimo de los ex candidatos presidenciales, y menos del principal Luis Abinader; pero como anda delirante como Henrique Capriles, el opositor venezolano, tal vez piensa en las posibilidades prácticas de un referendo revocatorio. Sin embargo, hay tres hechos a destacar. El primero, que la partida de seis se redujo a cinco, y hasta a cuatro. En esta última diligencia no estuvo Pelegrín Castillo, y tampoco Minou Tavárez. Lo de Castillo era esperable, aunque lo tenían bajo acecho, pues que se conocían las posiciones de su familia, de la Fuerza Nacional Progresista y del Polo Soberano respecto al tema haitiano, y se recuerda que el secretario general de la OEA, Luis Almagro, se manifestó contrario a la sentencia del Tribunal Constitucional. A Tavárez la sustituyó Max Puig, el presidente de Alianza por la Democracia, el partido que sustentó su candidatura. Pero este no fue candidato, y por tanto, esa figuración no le correspondía. No sería muy aventurado suponer que Tavárez no quiso verse la cara ni darse la mano con Almagro...

EL DESAGRAVIO DE LA OEA.- El segundo hecho es que si se llevó el documento y se habló con Luis Almagro ¿por qué se hizo necesaria una caminata como estaba supuesta a realizarse a la hora de escribir esta columna? Las líneas políticas deben discernirse bien. O se hace labor de gabinete, como elaborar un documento y entregarlo a la OEA, o se toma la calle y se demuestra una fuerza que a los fines del organismo o de la asamblea no aprovecha. Incluso el tercer hecho marca la diferencia. Mientras se hace ruido alrededor de la OEA, o se la usa de mampara, el gobierno reelecto con un fraude colosal se vale del escenario y de la oportunidad para reclamar de esa misma OEA un desagravio al país por apoyar, aprobar u oficializar la invasión norteamericana de 1965. Esa demanda era un clamor en la población, y el candidato opositor debió haberlo asumido, pues primero los intereses nacionales y después los particulares. Y sin embargo, no se recordó, no lo consideró de lugar, y dejó la cancha libre al presidente Danilo Medina, que encestó con la destreza y elegancia de un jugador de la NBA...

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